¿Por qué creció ‘tanto’ el padrón electoral en las últimas décadas?

El Tribunal Supremo Electoral elaboró un documento que incluye un análisis del padrón electoral en las últimas décadas y da cuenta de que, contrario a lo que se especula, ese registro está muy cerca del ideal en cuanto a la composición social de electores en el país

El Tribunal Supremo Electoral elaboró un documento que incluye un análisis del padrón electoral en las últimas décadas y da cuenta de que, contrario a lo que se especula, ese registro está muy cerca del ideal en cuanto a la composición social de electores en el país

Muchas voces de desconfianza se han elevado para poner en duda la idoneidad del padrón electoral. Se ha señalado incluso que allí se aloja el presunto “fraude” de los comicios pasados. El principal argumento es que el padrón electoral creció igual que la población en el país, lo cual debería ser conceptualmente imposible, puesto que los menores de 18 años no ingresan al padrón por no ser votantes. No obstante, existe una explicación razonable al crecimiento del padrón en la última década y responde básicamente al subregistro anterior de votantes. Te lo contamos.

Para empezar, es necesario partir por lo más básico, ¿qué es el padrón electoral?

El padrón electoral es el sistema de registro biométrico de todos ciudadanos bolivianos en edad de votar, y de los extranjeros habilitados por ley para ejercer su derecho al voto. El registro incluye además de la información biométrica (huellas dactilares), los siguientes datos: nombres y apellidos, fecha de nacimiento, sexo, grado de instrucción, domicilio, tipo de documento, número de documento, nacionalidad, país, departamento, provincia, municipio, territorio indígena originario campesino y localidad de nacimiento, asiento y zona electoral, recinto de votación. (Art. 76, Ley N. 018)

Si decimos que el padrón es el sistema de registro, ¿a qué llamamos entonces subregistro de votantes?

A la cantidad de personas en edad de votar que no se encuentran inscritas para ejercer el derecho al sufragio. Este fenómeno es un problema para la democracia puesto que excluye a los ciudadanos del derecho al voto y se ha dado sobre todo por la insuficiente cobertura de documentación. Es decir, el problema de la falta de documentos de identidad (certificado de nacimiento y cédula de identidad) provoca a su vez la exclusión de la participación del sufragio, lo que genera un subregistro de votantes.

Esta dificultad fue detectada por las autoridades quienes han hecho múltiples esfuerzos con buenos y malos resultados durante los últimos 30 años. Se ha trabajado inicialmente por ampliar la cobertura de documentación de todas las personas y en segunda instancia, por brindar las condiciones para que quienes están en edad de votar puedan ser incluidos en el sistema electoral.

Fuente: OEP

Cantidad de personas que obtuvieron documento de identidad siendo mayores de 18 años. En otras palabras, ciudadanos que no estaban registrados en el sistema de registro cívico pese a ser adultos.

El resultado obtenido es que en las últimas décadas, la brecha se ha ido acortando de manera paulatina, hay cada vez más ciudadanos documentados y, a la vez, mayor cantidad de registros en el padrón electoral de todos los ciudadanos en edad de votar.

Fuente: OEP

Como se puede observar el subregistro ya es casi una dificultad vencida. El 2020 el subregistro alcanzó al 4%, lo que quiere decir que el 96% de los ciudadanos en edad de votar en todo el país son parte del padrón electoral.

¿Por qué nuestro sistema electoral tenía un diferencia entre registros y votantes?

Básicamente porque hemos acarreado por décadas el subregistro de indocumentados. Muchas personas, como se observó más arriba, pese a ser mayores de edad no contaban con documentos de identidad (certificado de nacimiento y carnet de identidad). Esto provocó la exclusión del sistema electoral que por sí mismo tenía deficiencias de fondo.

Hasta antes de 1991 el padrón electoral era manual plasmado en libros de registros donde se reportaron muchos errores documentales. Desde la década del 90 se pasó paulatinamente a un sistema computarizado que significó un avance por llevar mejor el listado de electores pero que, no consiguió la inclusión ciudadana de manera inmediata, pues ésta era imposible hacerlo debido a la brecha de indocumentados que existía.

Bolivia entonces se ha enfrentado a estos dos desafíos, el subregistro de ciudadanos no documentados y el subregistro de votantes.

El año 2006 se promovió una campaña de carnetización gratuita que significó un gran avance en la inclusión ciudadana. El año 2009 se dio un hito en el sistema democrático boliviano con la incorporación del registro biométrico que fue una proeza por el tiempo récord en el que se implementó. Ambos eventos, junto a las campañas constantes de registros, fueron cruciales para llegar a consolidar el padrón biométrico que hoy tenemos y que es el reflejo de casi toda la población en edad de votar.

El Tribunal Supremo Electoral elaboró un documento de mirada de larga duración que permite entender cómo se construyó el padrón electoral y da cuenta de que, contrario a lo que se especula, ese registro está muy cerca del ideal en cuanto a la composición social de electores en el país. Si te interesa conocer el informe, haz click aquí.

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