¿Qué está pasando en el Pantanal?
La región del Pantanal registra un incendio forestal que está afectando a tres países: Brasil, Bolivia y Paraguay. Del 1 de enero al 4 de agosto de 2020, la superficie quemada por incendios forestales en todo el Pantanal comprende alrededor de 768 mil hectáreas.
La región del Pantanal registra un incendio forestal que está afectando a tres países: Brasil, Bolivia y Paraguay. Del 1 de enero al 4 de agosto de 2020, la superficie quemada por incendios forestales en todo el Pantanal comprende alrededor de 768 mil hectáreas
¿Qué es el Pantanal?
El Gran Pantanal es el humedal continental de agua dulce más grande del mundo, considerado el centro de mayor diversidad de plantas acuáticas del planeta. Bolivia lo comparte con Brasil y Paraguay. Tiene una extensión de alrededor de 22 millones de hectáreas.
Este humedal que está en el departamento de Santa Cruz, se conecta con el Bosque Seco Chiquitano, el Chaco, el Cerrado y las grandes sabanas inundables. Brinda importante servicios ecosistémicos y posee una gran biodiversidad. Alberga a más de 3.500 especies de plantas vasculares, 300 especies de peces, 41 especies de anfibios, 177 especies de reptiles, entre 470 y 656 especies de aves (entre migratorias australes, boreales y residentes) y más de 150 especies de mamíferos (Primack y Vidal, 2019).
El Gran Pantanal cumple una vital misión al regular y mantener los pulsos hídricos, evitando sequías e inundaciones extremas en la parte baja de la cuenca, formando y fertilizando los suelos, generando e incorporando nutrientes, recargando acuíferos, regulando el clima y fijando carbono.
¿Qué está pasando ahora?
Desde julio hay en el Pantanal un incendio forestal transfronterizo. Cada año se registran incendios en grandes superficies de vegetación en la región que, desde luego, dependiendo de la intensidad varían los impactos ambientales, económicos y sociales.
Según el último reporte presentado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), la evaluación de áreas quemadas detectadas del 1 de enero al 4 de agosto de 2020, alcanza una superficie de alrededor de 768 mil hectáreas. De ellas, el 19% (147 mil ha) está en territorio boliviano, el 11% (86 mil ha) en Paraguay y el 70% (534 mil ha) en Brasil.
El año pasado se registró uno de los eventos más alto de áreas quemadas de los últimos 19 años. Se quemaron 3,1 millones de hectáreas de Pantanal.
Según el reporte histórico de quemas de FAN en la zona de el Pantanal puntualmente se queman en promedio 1,8 millones de hectáreas por año. El año 2002 se registró la mayor superficie de vegetación quemada de los últimos 19 años, abarcando un total de 4,3 millones de hectáreas, seguido de 2005, con 3,4 millones de hectáreas.
Cuadro de FAN. Histórico de áreas quemadas en el Pantanal, 2001 al 4 de agosto de 2020.
Pero entonces, si se quema cada año, ¿por qué debería llamarnos la atención?
Regímenes de fuego
¿Aliado o enemigo? El fuego ha sido -y es- un aliado histórico de la humanidad. Alrededor suyo se empezaron a cocinar los alimentos, se desarrollaron rituales espirituales, se lo usó para provocar calor, para producir energía y pronto también, se lo incorporó como aliado en las actividades agropecuarias indígenas de autoabastecimiento. El fuego es un elemento poderoso que produce al mismo tiempo devoción y pavor dependiendo dónde y cómo ocurra. El fuego es el inicio, pero a veces también puede ser el fin.
Según The Nature Conservancy, existen ecosistemas que establecen una relación con el fuego y que se sostienen gracias a ello. El origen del fuego puede ser natural o provocado por el hombre. El reporte “El fuego, los ecosistemas y la gente” explica que el 46% del área mundial de los principales tipos de hábitat son dependientes del fuego o influidos por éste. “Lo que caracteriza a todos estos ecosistemas es la resistencia y la capacidad de recuperación de sus plantas y animales después de estar expuestos a incendios que ocurren dentro del rango de variación característico del tipo de régimen de fuego de ese ecosistema. De hecho, la exclusión del fuego resulta, a menudo, en cambios generales al ecosistema, los cuales son ecológicamente y socialmente indeseables”, explica el documento.
No obstante, el mismo informe elaborado por especialistas, advierte que si bien hay ecosistemas que necesitan el fuego, existe una creciente alteración a los “regímenes de fuego” debido al cambio climático, al crecimiento urbano, a incendios intencionales descontrolados y a políticas nacionales entre otros factores.
Las alteraciones de los regímenes del fuego se pueden definir como la medida en que los modelos actuales del fuego se han alejado de los rangos naturales, históricos o ecológicamente aceptables de variación de los atributos clave, como por ejemplo, la frecuencia del fuego, su severidad o su presencia en hábitats donde no debería estar. Esta alteración se convierte en una amenaza a la biodiversidad y por lo tanto, convierte al fuego –a la variación, o a la ausencia de éste- en un enemigo de la fauna, la flora y la pervivencia humana.
Al respecto de esto, la Fundación Amigos de la Naturaleza, a través de un documento denominado Síntesis Ambiental: el manejo comunitario del fuego, advierte que en Bolivia existe una alteración de los regímenes históricos debido a las presiones humanas y al cambio climático, “Esta situación está generando que en los tipos de vegetación donde el fuego actuaba como un elemento regulador de la estructura y composición y por tanto del estado de conservación de los ecosistemas, como es el caso de las pampas naturales de la llanura beniana, el Pantanal y la formación del Cerrado, el comportamiento del fuego se haya tornado de enormes proporciones, siendo un factor de degradación de los mismos, propiciando la aparición de especies invasoras como los sujales y ejerciendo mayor presión de propagación de los incendios hacia la cobertura de bosque alto.”
En el caso particular de los incendios en el Pantanal una de las variables que puede influir en la dimensión que pueden llegar a alcanzar los incendios forestales es la relacionada a los niveles anuales de inundación y sequía. “Los años de mayores inundaciones coinciden con las superficies más bajas de áreas quemadas dentro de este bioma”, señala FAN.
Por tanto, pese a que haya recurrencia de incendios en la zona, debe alertarnos los regímenes del mismo y las variables que intervienen, ya que éstas provocan una creciente afectación al ecosistema.
En este momento se está realizando un trabajo interinstitucional para sofocar las llamas del lugar, están los bomberos de la Gobernación de Santa Cruz, funcionarios de la Armada Boliviana, la ABT y personal de los municipios de Puerto Quijarro, Puerto Suárez y San Matías. Debido a la pandemia de coronavirus la reacción de auxilio se ha visto limitada. Incluso, las propias comunidades cercanas y afectadas por el fuego, tenían temor de recibir bomberos externos a sus territorios.
Referencias
Primack, Richard B. y Omar Vidal. 2019. Introducción a la biología de la conservación. México: FCE, 2019. Colección: Ediciones Científicas Universitarias, 613 pp.
Fundación Amigos de la Naturaleza. 2020. Incendios transfronterizos y dinámica del fuego en el Pantanal. Santa Cruz, Bolivia.