Patricia Callisperis difunde datos falsos sobre las medidas de prevención contra la COVID – 19
La médica en una rueda de prensa en la ciudad de La Paz criticó la efectividad del uso del barbijo contra el virus, además de recalcar las teorías en contra de las vacunas
La médica Patricia Callisperis, una de las impulsoras del movimiento antivacunas en Bolivia, alertó en una rueda de prensa en la ciudad de La Paz del supuesto peligro de las vacunas contra la COVID – 19, especialmente en niños, adolescentes y jóvenes menores de 30 años, argumentando que las mismas se encuentran en “etapa experimental”. “Vacunar en niños es genocidio porque no podemos experimentar. No se ha concluido la Fase IV, entonces, no se puede pensar en inocular niños ni adolescentes”, respondió a la consulta de un periodista sobre su opinión de la vacunación en menores de edad como se promueve en otros países. Esta y otras aseveraciones que hizo la doctora son falsas y acá te explicamos el por qué.
El argumento de Callisperis
“En realidad, a menores de 30 años no deberíamos vacunarlos. Y eso no lo digo yo, soy apenas una simple traumatóloga pediátrica con subespecialización en malformación congénita, eso lo dicen los expertos del mundo. Lo ha dicho Luc Montagnier que es premio nobel en infectología, lo ha dicho el doctor Robert Malone, y él pide que paren la vacunación”, manifestó ante los periodistas.
Callisperis se presentó ante los periodistas sin barbijo, motivo por el que se le hizo una consulta, cuya respuesta fue que estos implementos no ayudan en la prevención del virus.
Vacunación en niños y adolescentes
En Bolivia no se está vacunando a menores de 18 años. El Gobierno Nacional anunció desde el primero de julio de 2021 la vacunación contra el coronavirus a personas mayores de 18 años.
La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne al referirse en la conferencia de prensa de este 25 de agosto sobre la reapertura de escuelas en la región, dijo que esta debe darse por fases y que en última instancia la manera “más segura” de reabrirlas descansa en la “capacidad de los países de suprimir la transmisión a través de la vacunación y ejecutando las medidas de prevención de salud pública”.
Las vacunas contra la COVID-19 no son experimentales, porque atravesaron todas las etapas requeridas de los ensayos clínicos, las pruebas y en el monitoreo han demostrado que “son seguras y efectivas”.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en una publicación, respondió a diferentes inquietudes sobre el desarrollo de las vacunas, su seguridad y los posibles efectos secundarios para sacar de dudas a las personas escépticas respecto a las inmunizaciones.
Además, en la página oficial de ese organismo se puede encontrar variada información sobre las vacunas, los estudios científicos, las dosis disponibles en el mundo y videos de científicos reconocidos que avalan la eficacia y seguridad de los inyectables.
La OMS tiene el procedimiento de listado de uso de emergencia (EUL) que evalúa la idoneidad de los productos sanitarios que todavía no están autorizados para su utilización durante emergencias de salud púbica, como los brotes de poliomielitis y de COVID-19.
“El objetivo es conseguir que tales medicamentos, vacunas y medios diagnósticos estén disponibles más deprisa para hacer frente a la emergencia”, indica la OMS sobre este procedimiento en su portal oficial.
Según la OMS, el procedimiento EUL es una “evaluación rigurosa” de los datos de los ensayos clínicos de fase II y fase III, así como otros datos relativos a la seguridad, la eficacia y la calidad de la fabricación.
Es decir, las vacunas que se encuentran en el listado de uso de emergencia de la OMS, no son experimentales, sino que ya pasaron las fases II y III.
¿Qué es la Fase IV?
La OPS define a esta fase como los estudios que ocurren después de la aprobación de una vacuna en uno o varios países. “Estos estudios tienen como objetivo evaluar cómo la vacuna funciona en el mundo real”.
El organismo indica que en general, son los estudios “de efectividad” que también monitorean los posibles eventos adversos. Es decir, la Fase IV es realizada después de la aprobación de una vacuna, no en una etapa experimental como cita Callisperis.
Antes de llegar a la Fase IV, las vacunas han pasado por un fase preclínica donde se ven resultados experimentales sobre la eficacia y tolerancia en un modelo animal. Si los resultados son positivos, se avala su posterior investigación en humanos.
Por ejemplo, la Fase I es una etapa experimental en un pequeño número de humanos, en general menos de 100 adultos con el objetivo de evaluar inicialmente su seguridad y sus efectos biológicos, incluida la inmunogenicidad. “Esta fase puede incluir estudios de dosis y vías de administración”.
La Fase II es realizada con un grupo más grande de humanos, generalmente entre 200 y 500, para monitorear seguridad. También se efectúan los “ensayos que determinarán la eficacia de la vacuna”.
La Fase III tiene como objetivo evaluar de forma más completa la seguridad y la eficacia en la prevención de las enfermedades e involucra una mayor cantidad de voluntarios que participan “en un estudio multicéntrico adecuadamente controlado”. Pueden incluir cientos a miles de humanos en un país o varios países.
“Las pruebas de Fase III son aleatorias y doble ciego, e involucran la vacuna experimental que se prueba contra un placebo. En general es el paso anterior a la aprobación de una vacuna”, indica la guía de la OPS.
Un placebo es una sustancia que carece de acción curativa, con la que se hace creer al paciente que se le está dando el remedio que es parte del ensayo, de forma que los resultados sean comparados con quienes realmente lo tomaron.
Los barbijos sí son necesarios
Callisperis también se refirió a los barbijos, asegurando que su uso “debilita” el sistema inmunológico porque “obstruyen” la respiración. Dicha declaración es falsa.
“No tiene sentido tampoco -usar barbijo- estamos hablando de un virus mortal, es tan mortal que el diámetro del virus es infinitamente inferior del diámetro de porosidad de los barbijos. Lo que hace el barbijo, también, es empeorar tu inmunidad porque te quita tu respiración”, declaró la médica.
La OPS recomienda el uso del barbijo para prevenir resfríos comunes porque ayudan a contener las microgotas respiratorias. En el contexto de pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que las dos principales vías de transmisión del virus de la COVID – 19 son el contacto y las gotículas respiratorias, por ello, un mecanismo de prevención es el uso correcto del cubreboca.
En relación a que el barbijo “empeora la inmunidad” es falso porque las mascarillas no debilitan el sistema inmunitario ni aumenta la probabilidad de enfermarse si se está expuesto al coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), afirma que se debe utilizar las mascarillas como medida de bioseguridad para evitar la transmisión de la COVID-19.
Según este organismo, las mascarillas deben utilizarse como parte de “una estrategia integral” de medidas para suprimir la transmisión y salvar vidas; el uso del barbijo por sí solo no basta para proporcionar una protección adecuada.
La epidemióloga Jaqueline Cordero Velarde, indicó a Bolivia Verifica que el mal uso de un barbijo sí permite que ingresen virus o bacterias, pero contradice a Callisperis cuando se utiliza de buena manera, pues “sí baja el riesgo de contagio”, no solo de COVID-19, sino de otras enfermedades como los resfríos.
“Ya antes de la pandemia, los utilizábamos para áreas determinadas para evitar infecciones intrahospitalarias, protegiendo al paciente y al equipo de salud”, recuerda Cordero.
La epidemióloga indica que existe una clasificación de niveles de riesgo de infección. En los niveles de riesgo 3 y 4 se debe utilizar una indumentaria específica y es en el caso de la COVID-19 que se empezó a usar las mascarillas, incluso en la vida diaria.
“En el caso de los barbijos quirúrgicos y los KN95, pueden reducir el ingreso de los virus si se usa debidamente y en el tiempo reglamentario”, explica la especialista. Indica que este tipo de implementos tienen diferentes capas que evitan el ingreso de los virus.
La epidemióloga indica que por el uso del barbijo se han registrado menos infecciones respiratorias en este periodo de tiempo, lo que es una muestra clara de su efectividad.
Sobre los barbijos o mascarillas de tela, ahí sí no existe una buena protección, pues “la porosidad es muy grande”.
¿Quiénes son Luc Montagnier y Robert Malone?
Callisperis sustenta sus teorías en los científicos Luc Montagnier y Robert Malone.
Luc Montagnier, es un virólogo francés de 88 años, que compartió el Premio Nobel de Medicina con Harald zur Hausen y Françoise Barré-Sinoussi en 2008 por su papel en el descubrimiento del VIH, el virus que causa el sida.
El virólogo se ha opuesto a las vacunas contra la COVID-19 en Francia y ha recibido críticas de colegas académicos por difundir lo que llamaron mensajes “peligrosos” para la salud pública, según cita la verificadora estadounidense PolitiFact.
Las teorías de Montagnier han sido desmentidas en diversas ocasiones por sus pares científicos. Las verificadoras Newtral de España, Efecto Coyuyo de Venezuela y PolitiFact de Estados Unidos entre otras también han desmentido algunas de las teorías difundidas por el francés.
Robert Malone es un médico y consultor estadounidense que se presenta, en su sitio web personal , en su cuenta oficial de Twitter y en su perfil de LinkedIn , como el “inventor” de las vacunas de transferencia de ARN mensajero (ARNm) y ARNm.
Malone publicó el año 1989 un artículo titulado ” Transfección de ARN mediada por liposomas ciónicos “. En este estudio, el médico descubrió que era posible transferir ARNm protegido por una pequeña bola de grasa o un liposoma a células cultivadas, con el fin de proporcionar la información necesaria para la producción de proteínas en esas mismas células.
Un año después, publicó otro estudio, en el que aplicó en laboratorio los conocimientos descubiertos en 1989. La verificadora brasileña Visão indica que desde el descubrimiento de Malone hasta las vacunas actuales contra la COVID-19, todavía era necesario encontrar una forma en la que el ARNm no desencadenara una reacción inflamatoria cuando se inyectara en el cuerpo humano.
Es la bioquímica húngara Katalin Karikó quien descubrió la transferencia de ARNm sin reacción inflamatoria, que posteriormente sería la base de las actuales vacunas contra la COVID-19.
La Asociación Española de Vacunología cita a Karikó como la “verdadera precursora” de las dos primeras vacunas autorizadas frente al SARS-CoV-2 y fabricadas con la nueva tecnología de ARN mensajero, “que han demostrado su seguridad y eficacia”.
Katalin Karikó y el inmunólogo estadounidense Drew Weissman recibieron el premio Horwitz de la Universidad de Columbia de Estados Unidos por la investigación pionera sobre las vacunas contra la COVID-19.
“Décadas de investigación sobre ARN mensajero por Karikó y Weissman sentaron las bases para la creación de vacunas COVID-19 increíblemente efectivas que están ayudando a cambiar el rumbo de la pandemia”, indica el artículo de la Universidad de Columbia.
Karikó y Weissman son potenciales candidatos al Premio Nobel de Química según citan revistas científicas como STAT y medios de comunicación internacionales como El País de España.
Sobre Callisperis
Callisperis también se refirió a tratamientos alternativos contra el coronavirus como el “dióxido de cloro, la ivermectina y la hidroxicloroquina”, que ya fueron desmentidos en anteriores verificaciones que puedes ver aquí, aquí o aquí.
Ya verificamos anteriormente otros dichos de la doctora Callisperis, que puedes ver aquí.
Bolivia Verifica intentó en reiteradas oportunidades contactarse desde el 24 de agosto con la doctora Patricia Callisperis sin obtener respuesta a nuestras llamadas. El fin era conocer sus argumentos sobre estas posturas.
En un nuevo intento, nos respondieron este 25 de agosto que estaba “atendiendo a pacientes en su consultorio” y que volvamos a llamarla al mediodía, pero al volver a intentar a la hora prevista, no se tuvo respuesta. Hasta el cierre de edición no se logró contactar con la doctora.
En la página de “Desinformantes” de Salud con Lupa se encuentra la ficha técnica de la doctora Patricia Callisperis Vieira Dias, como una de las impulsoras de desinformación en torno a la pandemia.
“Desinformantes” es un repositorio efectuado entre Salud con Lupa y la alianza regional de chequeadores Latam Chequea (del cual Bolivia Verifica es parte), cuyo fin es reunir fichas de personas que divulgan sistemáticamente versiones falsas sobre la pandemia en el espacio público.
Salud con Lupa es una plataforma digital de periodismo colaborativo dedicada a la salud pública en América Latina.
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