Dióxido de cloro: El ensayo ecuatoriano no es sustento académico para respaldar su uso en humanos
Durante las últimas semanas se ha reportado en Bolivia la “fiebre por el dióxido de cloro”. Desde autoridades hasta entusiastas usuarios de redes sociales han salido a posicionarse en favor del consumo del producto presentado como “la cura” del coronavirus. Pese a no haber estudios científicos publicados al respecto, algunos adeptos se apegan a un ensayo ecuatoriano que carece de rigor académico.
A través de WhatsApp circula un mensaje que asegura portar el sustento científico del dióxido de cloro. “Este es el link de los estudios existentes sobre el dióxido de cloro. Cuando alguien diga que no hay estudios…..compartí este link para luchar contra la desinformación”, dice el texto. El link conduce a la página web “Comusav Bolivia”, portal creado el 4 de julio de este año. Comusav significa “Coalición Mundial de Salud y Vida” que, según sus integrantes, está presente en siete países de Latinoamérica y busca “despertar la conciencia de profesionales de la salud y las comunidades promoviendo el estudio y práctica de múltiples mecanismos, métodos y técnicas para lograr el bienestar físico, emocional, mental y espiritual del ser humano”.
El portal boliviano Comusav presenta en su apartado “estudios”, cuatro documentos que dicen sustentar el uso de dióxido de cloro: un ensayo ecuatoriano, un protocolo de consumo, un dossier de links de papers y el libro “Salud prohibida” de Andreas Kalcker, principal promotor de la polémica mezcla.
El ensayo ecuatoriano fue analizado por Juan González del Castillo, responsable de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) quien explicó a Maldito Bulo que dicho documento no fue sometido a ninguna revisión científica y que tiene múltiples limitaciones: no todos los participantes han sido diagnosticados de COVID-19, no hay grupo de control para establecer comparaciones, no hay pruebas para confirmar que están curados y las afirmaciones sobre las propiedades del CDS no se justifican. Además, según Castillo, posee bibliografía muy escueta y obsoleta.
El supuesto ensayo fue realizado por la Asociación Ecuatoriana de Médicos Expertos en Medicina Integrativa (Aememi) entre entre el 27 de marzo y el 10 de abril en Guayaquil, Ecuador. Según se indica en el documento, fueron 104 los voluntarios que participaron, entre ellos los mismos investigadores. Las edades de los participantes oscilan entre 18 y 80 años (aunque ciertamente la mayoría no pasaba los 50). El grupo incluyó “pruebas positivas para COVID-19, sintomáticos respiratorios para la enfermedad e individuos que tuvieron contacto con personas infectadas”. Es decir, entre los voluntarios hubo distintas situaciones clínicas, algunos de ellos no confirmaron padecer coronavirus.
Los profetas del dióxido de cloro
Si algo tienen en común quienes defienden a capa y espada el uso de dióxido de cloro es su postura crítica contra la Organización Mundial de la Salud y las farmacéuticas. Según ellos, hay una estructura que busca mantener enferma a la población. Por ello, no confían en el organismo internacional y se despegan de la rigurosidad científica que exige el mundo académico. Por llamativo que suene, en vez de apegarse a la publicación de estudios que sustenten el uso de la mezcla, han creado una iglesia denominada “Génesis II, de salud y sanación” y desde allí imparten “formación” sobre el dióxido de cloro.
Es una iglesia “diferente a las demás, ya que nunca ha habido una iglesia de salud y sanación”, se lee en el portal web en el que se denomina “sacramentos” al protocolo de consumo de dióxido de cloro. La iglesia fue creada por el “obispo” Jim Humble en 2006 y uno puede hacer socio pagando 35 dólares, lo que te ‘da el derecho’ a no creer en las vacunas ni en los rayos X y a portar una credencial de protección.
Jim Humble es conocido como el padre del MMS (Solución Mineral Milagrosa). Sustancia líquida en base a dióxido de cloro que promete ser la cura para el cáncer, el sida, el autismo y el coronavirus. La historia oficial cuenta que, en 1996 estando en la selva de Guyana en una prospección minera para encontrar oro, dos de los colegas de Humble enfermaron de malaria y a falta de cualquier medicamento Jim les dio a beber agua con oxígeno estabilizado (producto que llevaba encima para desinfectar agua). A las 4 horas se curaron. Aunque hay otras versiones, Andreas Kalcker en una charla en Bruselas (2009) mencionó, “el Sr Humble les dio el líquido a su equipo y les curó la malaria en 2 días” (min. 12:12).
Si de nombres detrás del dióxido de cloro se trata, es inevitable mencionar a Andreas Kalcker, quien se presenta como doctor en biofísica e investigador científico. Sin embargo, como consta en esta página web, Kalcker posee e un diploma que lo “acredita” como “Doctor de filosofía en Medicina Alternativa y Biofísica Natural”, otorgado por la Open University of Advanced Sciences, una entidad que capacita naturistas. Desde su portal principal, la institución se ha desvinculado de la iglesia Génesis II y del uso de dióxido de cloro.
Advertencia de efectos adversos
Pese a la advertencia de los médicos y científicos sobre los peligros de la ingesta del dióxido de cloro, su uso se populariza cada vez más. Sin importar que se están documentado los casos severos de daños renales en caso de sobredosis, se vende de manera libre a través de internet y el pasado martes 14 de julio el Senado de Bolivia aprobó un proyecto de ley que autoriza, de forma excepcional, la elaboración, comercialización, suministro y uso de esta solución para la prevención y tratamiento del coronavirus.
“Su ingesta tiene diversos efectos secundarios”. Entre ellos, falla respiratoria, metahemoglobinemia (un trastorno sanguíneo), hipotensión (presión arterial baja) causada por deshidratación, falla hepática aguda, anemia hemolítica (los glóbulos rojos en la sangre se destruyen antes de lo normal), vómitos o diarrea severa”, señaló un comunicado emitido el 29 de junio por el comité científico del Ministerio de Salud de Bolivia.
En Estados Unidos, la agencia encargada del control de los medicamentos y alimentos, la FDA (Foods and Drugs Administration), por su parte, emitió un comunicado alertando sobre los riesgos que pueden traer a la salud, la ingesta de soluciones a base de clorito de sodio. Por tanto, no sólo no es respaldado científicamente, sino que puede ser muy peligroso.
«Beber cualquiera de estos productos hechos a base de dióxido de cloro puede causar náuseas, vómito, diarrea y síntomas de deshidratación severa. La etiqueta de algunos productos afirma que el vómito y la diarrea son comunes después de ingerir el producto. Incluso sostienen que tales reacciones son prueba de que el producto está surtiendo efecto. Esta afirmación es falsa», advierte el comunicado de a FDA.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), ya ha alertado que todavía no existe una vacuna, medicamento o tratamiento contra el coronavirus para prevenir o tratar COVID-2019.