Conoce cuáles son los siete patrimonios inmateriales de Bolivia reconocidos por la Unesco
La festividad de San Roque en Tarija fue declarada como «patrimonio cultural de la humanidad» ¿Qué alcance tiene esta declaración?
“La Fiesta Grande de Tarija”, es el nombre con el que se conoce a la celebración de la festividad de San Roque en el departamento del sur del país, la cual tiene una serie de connotaciones culturales con matices que la hacen única como ser la participación de los chunchos y el sonido tradicional de las largas cañas. Precisamente, esta festividad fue declarada este 2021 por la Unesco como “patrimonio inmaterial de la humanidad”.
¿Cuál es el valor de una declaratoria de este tipo? Acá trataremos de explicarte no solo el significado de esta denominación, sino la importancia de la misma.
¿Qué es el patrimonio cultural inmaterial?
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), patrimonio cultural inmaterial o “patrimonio vivo” se refiere a las prácticas, expresiones, saberes o técnicas transmitidas por las comunidades de generación en generación.
“El patrimonio inmaterial proporciona a las comunidades un sentimiento de identidad y de continuidad: favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural, social y genera ingresos económicos”, se explica desde este organismo.
La Unesco indica que numerosos saberes tradicionales o autóctonos están integrados, o se pueden integrar, en las políticas sanitarias, la educación o la gestión de los recursos naturales.
¿Por qué es importante la designación?
Lo es para la conservación del patrimonio. También pretende asegurar su viabilidad y optimizar su potencial para el desarrollo sostenible. En este caso, la Unesco brinda su apoyo en este ámbito a los Estados miembros mediante la promoción de la cooperación internacional para la salvaguardia, y establecimiento de marcos institucionales como profesionales favorables “a la preservación sostenible de este patrimonio vivo”.
Con esta declaratoria, la Unesco pretende proteger el patrimonio cultural, recuperando y difundiendo los valores y la cultura.
La salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial es responsabilidad de los Estados partes en la Convención de 2003.
Los Estados en desarrollo tienen la posibilidad de solicitar asistencia internacional a través del Fondo del Patrimonio Cultural Inmaterial.
“La decisión relativa a la concesión de asistencia corresponde al Comité o a su mesa, cuando se superan los 100.000 dólares”, especifica la Convención. También existe un proceso de supervisión permanente.
Cada cuatro años, la Unesco pide a los Estados partes que presenten un informe al Comité sobre la situación de los elementos inscritos en la “Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial” que requiere medidas urgentes de salvaguardia.
En este periodo, es realizada una evaluación sobre el estado de los elementos en el momento de la redacción del informe, la repercusión de los planes de salvaguardia y la participación de las comunidades en la aplicación de estos planes.
“Los Estados partes también tienen la obligación de proporcionar información sobre las instituciones y organizaciones comunitarias que participan en las iniciativas de salvaguardia”, dice el documento de la Unesco.
Los Estados partes deben presentar informes periódicos sobre las medidas adoptadas para aplicar la Convención e incluir en ellos información sobre el estado de los elementos presentes en su territorio e inscritos en la Lista Representativa. “Estos informes contienen información detallada sobre las medidas adoptadas para salvaguardar los elementos inscritos y su viabilidad”.
¿Existen riesgos?
Según la Unesco sí. Uno de los riesgos es el uso indebido del patrimonio cultural inmaterial o, a ojos de las comunidades interesadas, a la obtención de beneficios “injustos” por parte de miembros individuales de la comunidad, el Estado, operadores turísticos, investigadores o personas ajenas.
Uno de los principales riesgos es la sobreexplotación de recursos naturales, la creación de un turismo insostenible o la comercialización excesiva del patrimonio cultural inmaterial.
Sobre la Convención de 2003
La Conferencia General de la Unesco celebrada entre el 29 de septiembre y 17 de octubre de 2003 en París, Francia dispuso la salvaguarda o protección del patrimonio cultural inmaterial.
Desde esta Convención se dispuso:
El respeto del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades, grupos e individuos de que se trate.
La sensibilización en el plano local, nacional e internacional a la importancia del patrimonio cultural inmaterial y de su reconocimiento recíproco.
La cooperación y asistencia internacional.
En dicha convención fue creado un Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, mismo que decide la inscripción o no en las listas de las postulaciones realizadas por los Estados miembros, en base a los artículos y reglamentos de la convención.
La preservación del patrimonio es tomada en cuenta por la Unesco y sus estados miembros desde la Convención de 1972.
En esa oportunidad, fueron 34 los países que se anexaron a la declaratoria y, en 1977, se inscribieron los primeros cinco bienes culturales y ambientales a la lista, con el fin de ser protegidos con el fin de asegurar que la intervención humana no acabe con ellos.
Es decir, desde 1972 la Unesco toma en cuenta la preservación del patrimonio, pero es desde 2003 que se adhiere la salvaguarda del patrimonio inmaterial.
Actualmente, 193 países han ratificado la Convención del Patrimonio Mundial.
Las siete declaratorias de patrimonio intangible de Bolivia
En la lista de elementos de patrimonio cultural inmaterial de la Unesco, se encuentran siete declaraciones que pertenecen a Bolivia que son las siguientes:
El Carnaval de Oruro, proclamado originalmente en 2001 e inscrito en la lista en 2008. Esta festividad tiene su epicentro en la ciudad de Oruro en los días de carnaval.
La cosmovisión andina de los kallawayas, proclamada originalmente en 2003 e inscrita en 2008. Este grupo étnico está afincado en la región montañosa de la provincia Bautista Saavedra del departamento de La Paz.
El patrimonio cultural inmaterial de las comunidades aimaras en Bolivia, Chile y Perú fue seleccionado en 2009 en el registro de buenas prácticas de salvaguardia. En el caso de Bolivia, incluye las regiones de La Paz, Oruro y Potosí, donde se concentra esta cultura.
La fiesta mayor de San Ignacio de Moxos, inscrita en 2012 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta festividad se celebra en julio en la provincia de Moxos en el departamento de Beni.
El Pujllay y el Ayarichi: músicas y danzas de la cultura yampara, inscrito en 2014 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La cultura yampara tiene su epicentro en el municipio de Tarabuco de la provincia Yamparáez del departamento de Chuquisaca.
Recorridos rituales en la ciudad de La Paz durante la Alasita, inscritos en 2017 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Estos recorridos son realizados durante la Feria de Alasita en la urbe paceña en el mes de enero.
Festividad del Señor Jesús del Gran Poder en la ciudad de La Paz, inscrita en 2019 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La festividad es realizada en torno a la celebración católica de la Santísima Trinidad entre finales de mayo y principios de junio.
La Fiesta Grande de Tarija, inscrita en 2021 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esta festividad en honor al santo católico San Roque es realizada entre los meses de agosto y septiembre en la ciudad de Tarija como también en municipios vecinos.
Sobre la festividad de San Roque en Tarija
El recopilador histórico, José Paz Garzón, dijo anteriormente a la revista digital Verdad con Tinta que ya en el año 1795, los devotos en Tarija pagaban misas en honor a San Roque.
Paz Garzón es uno de los autores del libro “Documentos reveladores de los chunchos y la fiesta de San Roque de Tarija”.
Según este libro, los chunchos participaron de esta fiesta en 1885, con motivo de la inauguración del templo de San Roque, donde ya se veneraba la imagen del santo, dando mayor relevancia a la festividad.
Este santo en ese entonces ya era conocido en toda Europa como el sanador de los enfermos, por lo que en Tarija también se le empezó a venerar para que curara epidemias y enfermedades, además de pedirle protección a sus seres queridos.
Con el pasar de los años, la festividad fue tomando matices propios, como la danza de los chunchos, la inclusión de instrumentos típicos de la región como la caña, llegando así a convertirse en la Fiesta Grande de Tarija.
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