Carta abierta a la CEO de YouTube de los fact-checkers del mundo

Han pasado casi dos años desde que comenzó la pandemia del COVID-19. El mundo ha visto una y otra vez lo destructiva que puede ser la desinformación para la convivencia, la democracia y la salud pública; se han arruinado demasiadas vidas y medios de vida, y demasiadas personas han perdido a seres queridos por culpa de la desinformación. 

Esta carta abierta a la CEO de YouTube fue firmada por más de 80 organizaciones independientes de verificación en más de 40 países 

Estimada  Susan Wojcicki:

Han pasado casi dos años desde que comenzó la pandemia del COVID-19. El mundo ha visto una y otra vez lo destructiva que puede ser la desinformación para la convivencia, la democracia y la salud pública; se han arruinado demasiadas vidas y medios de vida, y demasiadas personas han perdido a seres queridos por culpa de la desinformación. 

Como red internacional de organizaciones de verificación, nos dedicamos a observar cómo se difunden las mentiras en Internet, y cada día comprobamos que YouTube es uno de los principales canales de desinformación del mundo. Este es un tema  importante y preocupante para nuestra comunidad global de verificadores.

No vemos un esfuerzo real por parte de YouTube a la hora de aplicar  políticas que aborden el problema. Por el contrario, YouTube permite que actores sin escrúpulos utilicen su plataforma como un arma para manipular y explotar a otras personas, y para organizarse y recaudar fondos. Las medidas actuales resultan insuficientes. Por esta razón, le instamos a que tome medidas eficaces contra la desinformación y la información errónea, a que elabore una hoja de ruta de intervenciones que mejoren  su ecosistema informativo, y a que lo haga de la mano de las organizaciones independientes y apartidistas de verificación.

En el último año hemos visto cómo los grupos negacionistas prosperaban y colaboraban más allá de fronteras, incluyendo un movimiento que comenzó en Alemania, saltó a España y se extendió por América Latina, todo ello a través de YouTube. A la vez, millones de usuarios tenían acceso a vídeos en griego o árabe que les animaban a unirse a boicots contra las vacunas o a tratar las infecciones de COVID-19 usando falsas curas. Aparte de la información falsa relacionada con la pandemia, vídeos de YouTube han estado promoviendo falsos remedios para el cáncer durante años.

En Brasil, la plataforma se ha utilizado para amplificar el discurso de odio contra grupos vulnerables, con mensajes que han llegado a decenas de miles de usuarios. Los procesos electorales tampoco han permanecido al margen:  en Filipinas, contenidos falsos con más de 2 millones de visitas que niegan la vulneración de los derechos humanos y la corrupción durante los años de la dictadura de Marcos se han utilizado para mejorar la reputación del hijo del último dictador, uno de los candidatos a las elecciones de 2022.  En Taiwán, las últimas elecciones se vieron empañadas por acusaciones infundadas de fraude. El mundo entero también fue testigo de las consecuencias de la desinformación cuando una turba violenta asaltó el Capitolio de los Estados Unidos el pasado año. Desde la víspera de las elecciones presidenciales de EE. UU. hasta el día después, los vídeos de YouTube que apoyaban la narrativa del «fraude» habían tenido más de 33 millones de visualizaciones.

Los ejemplos son demasiados para llevar la cuenta. Muchos de esos vídeos y canales siguen activos a día de hoy y todos se colaron a través de  los controles de YouTube, especialmente en los países de habla no inglesa y del Sur global. Nos alegramos de que la compañía haya tomado algunas medidas para tratar de solucionar este problema, pero a tenor de lo que vemos a diario en la plataforma, creemos que estas iniciativas no están funcionando, y YouTube tampoco ha publicado datos de calidad que respalden su eficacia.

Hasta el momento, la compañía ha limitado el debate sobre la desinformación a una falsa dicotomía entre borrar o no borrar contenidos. De este modo, YouTube evita la posibilidad de hacer aquello que realmente funciona: nuestra experiencia como verificadores y la evidencia académica demuestran que dar contexto con información contrastada es más eficaz que eliminar contenidos. Esta alternativa también preserva la libertad de expresión al tiempo que reconoce que aportar esa  información adicional puede mitigar los riesgos para la vida, la salud, la seguridad y los procesos democráticos. Y dado que una gran parte de las visualizaciones en YouTube proceden de su propio algoritmo de recomendación, la plataforma también debería asegurarse de no promover activamente la desinformación ni recomendar a los usuarios contenidos procedentes de canales poco fiables. 

Teniendo en cuenta todo esto, proponemos algunas soluciones que marcarían una gran diferencia a la hora de reducir la difusión de la desinformación y la información errónea en YouTube. 

  1. Un serio compromiso de transparencia con respecto a la desinformación en la plataforma. YouTube debe apoyar la investigación independiente sobre el origen, alcance e impacto de las diferentes campañas de desinformación, y sobre los métodos más eficaces de combatir la información falsa. También debe publicar de forma íntegra su política de moderación respecto de la desinformación y la información errónea, incluyendo el uso de inteligencia artificial y los datos en que esta se basa.
  2. Más allá de eliminar los  contenidos que incumplan la ley, YouTube debe centrarse en proporcionar contexto y desmentidos claramente superpuestos en los vídeos o como contenido de vídeo adicional. Eso sólo puede llevarse a cabo mediante una colaboración significativa y estructurada en la que YouTube asuma responsabilidades e invierta sistemáticamente en iniciativas independientes de verificación de hechos que trabajan en todo el mundo para resolver estos problemas.
  3. Actuar contra los desinformadores reincidentes que producen contenidos que se señalan constantemente como desinformación e información errónea, en particular aquellos que monetizan esos contenidos dentro y fuera de la plataforma. En concreto, se trata de impedir que los algoritmos de recomendación promuevan contenidos de esas fuentes de desinformación.
  4. Ampliar los esfuerzos actuales y futuros contra la desinformación y la información errónea en lenguas distintas del inglés, y proporcionar datos específicos por países y lenguas, así como servicios de transcripción que funcionen en cualquier idioma.

Esperamos que usted valore la posibilidad de poner en práctica estas ideas por el bien público y para lograr que YouTube sea una plataforma que realmente ponga todos los medios para evitar que la desinformación y la información errónea se conviertan en armas contra los usuarios y la sociedad en general. Estamos preparados para prestar a YouTube toda la ayuda que necesite en esta tarea. Nos gustaría reunirnos con usted para hablar sobre estos asuntos y encontrar formas que conduzcan a una colaboración eficaz. Esperamos su respuesta a esta propuesta.

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