La controversial declaración de Manuel Rocha tocó las fibras del nacionalismo y movió el tablero electoral

El exembajador de Estados Unidos en Bolivia es hoy procesado por operar como agente secreto al servicio del régimen cubano. Tres especialistas en diplomacia y política analizan cómo el llamado a no votar por Evo Morles tuvo un fuerte impacto en los comicios generales de 2002.

Por Patricia Cusicanqui y David Ovando

El exembajador de Estados Unidos en Bolivia Manuel Rocha hurgó en el sentimiento nacionalista boliviano cuando pidió no votar por Evo Morales en las elecciones generales de 2002 y con ello logró un efecto contrario. Pero no de manera casual, sino como el fin de una estrategia política y comunicacional aparentemente bien diseñada por Cuba. Esta es una de las coincidencias del análisis que hacen tres expertos sobre este tema de gran repercusión nacional e internacional.

“Quiero recordar al electorado boliviano que si votan por aquellos que quieren que Bolivia vuelva a exportar cocaína, eso pondrá en serio peligro cualquier ayuda futura a Bolivia por parte de Estados Unidos”, dijo Manuel Rocha en 2002, en un discurso ampliamente interpretado como un intento de mantener el dominio estadounidense en la región.

En las últimas horas, tras una larga investigación de contrainteligencia del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés), Rocha ha sido arrestado y acusado por la justicia estadounidense de operar como agente secreto del régimen cubano por años.

En criterio de Javier Viscarra, diplomático de carrera y exfuncionario de la Cancillería, el supuesto vínculo del exembajador (2000-2002) con la Cuba de Fidel Castro hace presumir que aquella controvertida declaración, hecha pocas semanas antes de los comicios generales, tenía previsto un “muy bien estudiado resultado de efecto contrario” al aparentemente buscado.

Las elecciones de 2002 —dice Viscarra— parecían concentrarse en la disputa entre Gonzalo Sánchez de Lozada y Manfred Reyes Villa, y en un lejano tercer lugar Evo Morales. Sin embargo, la declaración de Rocha, que para entonces ya era un experimentado diplomático, “conocedor del principio de no injerencia en asuntos internos de los Estados”, fue sin duda de un impacto determinante.

“Cuando Rocha pidió que los bolivianos no votaran por el cocalero, que eso podría afectar la ayuda de su país, estaba tocando las fibras más sensibles del orgullo de los votantes, que pueden haber razonado algo como ‘este gringo no me va a decir a mí por quién debo o no debo votar’”, analiza el especialista.

El propio Evo Morales dijo entonces y repitió con frecuencia a lo largo de los siguientes años que Manuel Rocha era el “mejor jefe de campaña” que pudiera haber tenido en su carrera por alcanzar la presidencia de Bolivia.

En la misma línea, Andrés Guzmán, coordinador de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Unidad de Postgrado y Relaciones Internacionales de la Universidad Mayor de San Andrés, relieva que una de las más grandes virtudes de un diplomático es la prudencia. “Un diplomático debe ser muy medido en sus palabras. Nada se puede lanzar sin evaluar o sopesar su efecto. Por tanto, un diplomático no pude hacer comentarios como los que hizo Rocha que están en contra de los intereses de su propio país”.

A partir de eso, Guzmán se pregunta si para entonces Rocha ya era un infiltrado del gobierno cubano y si realizó esos comentarios sabiendo lo que iba a ocurrir. “Uno tiende a creer que sí. Creo que hace sentido, porque un embajador que cometa ese tipo de ‘error’, que parece el comentario de un chiquillo, obviamente sabía que podía tener influencia en la campaña”, reflexiona en tono de respuesta.

Desde su punto de vista, resulta muy inocente creer lo contrario. Guzmán analiza lo sucedido en sentido de que la ciudadanía vota emocionalmente y raras veces usando su lado más racional.

“A ningún país le parece correcto que venga, nada menos que Estados Unidos, la potencia más grande del mundo, a decirle lo que tiene que hacer. Claramente, la población va a actuar como lo hizo en ese momento, es decir en contra de lo que decía. Es una reacción de mucho sentimiento y es así como se vota, más que nada por el sentimiento, por el rechazo y no tanto por un razonamiento sobre la propuesta del candidato”, dice.

Guzmán considera que las recientes revelaciones terminan “por completar el rompecabezas” que prueba que Rocha actuaba en favor de los intereses de Cuba.

Por su parte, el escritor e investigador en temas de economía y política Roberto Laserna afirma que, si bien no se sabe hasta qué punto las acciones de Rocha respondían a una iniciativa de promover los intereses cubanos en Bolivia y apoyar a Evo Morales, lo que sí quedó claro es que hubo intromisión.

“Podría ser que (la denuncia) se trate de actividades que haya realizado después de haber estado en Bolivia. No lo sabemos. No tenemos ninguna información que nos permita vincular una cosa con la otra. Pero lo cierto es que aquí hubo una acción de intromisión en su momento, que fue dañina para los intereses del país y fue especialmente perjudicial para Sánchez de Lozada”, dice.

El experto recuerda que aquel entonces se hacían encuestas prácticamente cada semana, con la idea de medir el impacto de distintos temas y que algunos análisis evidenciaron una variación de al menos cuatro o cinco puntos en contra de Sánchez de Lozada tras las afirmaciones del exembajador.

“Ellos sí estaban convencidos y seguros de que la declaración de Rocha había tenido un impacto muy negativo para la campaña de Sánchez de Lozada y muy positivo para Evo Morrales, lo cual, además, era previsible. Quien conoce Bolivia sabe que una ofensa a la nación, al nacionalismo, la gente se la toma muy en serio y eso los cohesiona en contra de quien intenta intervenir de esa manera en el juego”, apunta.

No solo la gente de Sánchez de Lozada creía que Rocha había cometido injerencia y que su advertencia tuvo un fin político. El equipo de campaña de Manfred Reyes Villa consideró que hubo toda una operación de Estados Unidos para desfavorecer su candidatura y evitar que llegue a la presidencia.

Así, en su lectura, apuntaban a Sánchez de Lozada, asumiendo que ya no había estrategia política que pudiera ayudarle a mejorar su posicionamiento, por lo que el objetivo era arrancarle votos a Reyes Villa para evitar que un acuerdo congresal le abra las puertas a la presidencia.

Las declaraciones de Rocha alimentaron la idea de que el voto es emocional y visceral, más cuando se apela al orgullo y a la dignidad nacionalista.

 

¿Cómo pudo Rocha penetrar en el servicio exterior de EEUU?

De acuerdo con la investigación que lleva adelante la fiscalía estadounidense, Rocha “apoyó secretamente a la República de Cuba y su misión clandestina de recopilación de inteligencia contra Estados Unidos sirviendo como agente encubierto de los servicios de inteligencia de Cuba”.

Según los documentos judiciales, que recogen información proporcionada por un agente encubierto del FBI que se hizo pasar por miembro de la inteligencia cubana, Rocha se refirió repetidamente a Estados Unidos como «el enemigo», y elogió al revolucionario y político cubano Fidel Castro.

Para el secretario de Justicia Merrick Garland este caso “expone una de las infiltraciones de mayor alcance y más duraderas del gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”.

¿Cómo pudo pasar que Rocha vulnerara de esta forma la inteligencia y seguridad del servicio exterior de una de las mayores potencias del mundo?

Como ejemplo, Javier Viscarra analiza lo sucedido el 7 de octubre de 2023, fecha de lo que considera “un hito” en la capacidad de las inteligencias políticas, militares y diplomáticas para “vulnerar las defensas de los países que se ufanan de ser poco menos que impenetrables”. Ese día concluía una larga planificación de Hamas para invadir Israel y demostrar al mundo que hasta los países más seguros como Israel son perfectamente vulnerables.

“Por ello no sorprende que hace 20 años, la inteligencia cubana haya capturado para su servicio a personajes influyentes en Estados Unidos y nada menos que en el Departamento de Estado, todo esto si la investigación del FBI se corrobora”, dice.

Por ahora y bajo detención, Rocha espera una audiencia de prisión preventiva para este miércoles 6 de diciemre. En su proceso enfrenta tres cargos federales, uno de ellos por operar como agente ilegal de un gobierno extranjero, pero la fiscalía anunció que el gobierno de Estados Unidos presentará cargos adicionales.

“El espionaje y el contraespionaje, los agentes y los doble agentes han sido una práctica normal en la historia de la vida diplomática y militar en el mundo; siempre con ingredientes económicos y sexuales para el logro de sus propósitos”, afirma Viscarra.

El mismo criterio comparte Andrés Guzmán, quien asegura que la manipulación psicológica, la explotación de las vulnerabilidades personales y el dinero debieron ser algunas de las formas usadas para introducir a este personaje en el servicio exterior de Estados Unidos.

“Se supone que el gobierno de Estados Unidos y su servicio exterior tienen todos los recaudos y están más protegidos que cualquier otro país en temas de espionaje e infiltrados, y resulta que nada menos que un embajador resultó ser un infiltrado cubano como parece que es la realidad”.

De confirmarse el apoyo del exembajador Rocha a los intereses de Cuba, donde parece apuntar la investigación del FBI, se “confirmará también que la presencia de la inteligencia cubana en Bolivia es mucho más fuerte y fina de lo que muchos piensan”, agrega Viscarra.

Y lanza una hipótesis sobre lo que viene sucediendo dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS): “A veces no es fácil percibirla, como en el caso de la actual pelea política entre ‘arcistas’ y ‘evistas’, que seguro terminará en una sola candidatura ante la ingenuidad de los que hoy miran el desencuentro como el único eje mediático de la política nacional, mientras el tiempo para la oposición ya no podrá ser recuperado”.

¿Quién es Manuel Rocha?

Manuel Rocha nació en 1950 en Colombia y se crió en los Estados Unidos «en un hogar de clase trabajadora en Nueva York; obtuvo una serie de títulos en humanidades en las Universidades de Yale y Harvard «, según Associated Press News (AP).

Antes de incorporarse a la vida diplomática en 1981, el exembajador hizo una maestría en Relaciones Internacional en la Universidad de Georgetown en 1978.

  • Carrera diplomática

Manuel Rocha fungió como representante en las Embajadas de México, Honduras, Italia y República Dominicana. De 1994 a 1995 fue director para Asuntos Interamericanos de la Casa Blanca ante el Consejo de Seguridad Nacional.

Entre los meses de julio a octubre de 1997, Rocha fue el Jefe Adjunto de Misión en la Embajada y posteriormente fue el Encargado de Negocios en Buenos Aires, Argentina.

El 4 de agosto de 2000, Rocha presentó su carta como embajador de Estados Unidos en Bolivia. Fungió como representando estadounidense hasta mediados de 2002.

Días antes de elecciones presidenciales de 2002, Rocha declaró la polémica frase: «Quiero recordar al electorado boliviano que si votan por aquellos que quieren que Bolivia vuelva a exportar cocaína, eso pondrá seriamente en peligro cualquier ayuda futura a Bolivia por parte de Estados Unidos».

 

El 7 de agosto de 2002, Rocha deja de ser embajador en el país.

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