Grupos conservadores diseminan narrativas de odio contra la comunidad LGBTI+ en Santa Cruz

Desde diversos espacios, como las redes sociales, organizaciones vecinales e incluso entidades públicas, esta población es desacreditada y recibe ataques. Sus representantes denuncian una intención de frenar su lucha por los derechos humanos.

Marcelo Blanco

En 2022, el colectivo “La Pesada Subversiva” sufrió un ataque cuando una de las obras que presentaba en el museo Altillo Beni de la ciudad de Santa Cruz fue destruida; además, un grupo de vecinos exigió que se retiraran del frontis del establecimiento cultural las banderas que representan a la población LGBTI+. 

A estas señales de intolerancia se suman otras como ataques en las redes sociales, intimidación y violencia verbal, o sea una suma de acciones que expresan una arremetida de grupos conservadores que emplean sistemáticamente narrativas de odio contra la población LGBTI+(Lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales). 

Además de vulnerar los derechos de estas personas, el discurso de odio contribuye a fomentar la violencia física. De hecho, en los últimos años, se registraron varios casos, como el sucedido en marzo de 2022 cuando se reportó que una mujer trans había sido asesinada en el municipio cruceño de Puerto Suárez, o en octubre del mismo año, cuando una modelo trans fue apuñalada ocho veces hasta quitarle la vida.

Y Tamara Núñez del Prado, quien es parte de esta población, contó a Bolivia Verifica que hay “varios casos” no reportados. Por ejemplo, mencionó que hace dos semanas, una pareja de homosexuales fue agredida porque se besaba en la calle.

Cristofer Quiller, presidente del colectivo TLGB (trans, lésbico, gay y bisexual) de La Paz, confirma que el acoso y violencia que sufren suele quedar en la sombra: según datos de 2019 nueve de cada diez agresiones no salen a la luz porque las víctimas deciden callar.

De acuerdo con datos de la Defensoría del Pueblo, entre 2021 y el primer trimestre de 2022, 77 personas de la población LGBTI+ denunciaron la vulneración a sus derechos, la mayor parte en los departamentos de Santa Cruz y La Paz, con 20 cada uno.

Odio en las redes sociales

El caso del museo Altillo Beni trascendió a las redes sociales, especialmente en Facebook, donde cientos de usuarios expresan abiertamente su homofobia.

Entre los comentarios los usuarios aseguran que respetan su decisión sexual, pero que no deben exponerla en espacios culturales. Refieren que el citado museo no es lugar apropiado para izar la bandera LGBTI+.

Análisis del discurso de odio

Para el representante del colectivo “La Pesada Subversiva”, Cristian Egüez, estos comentarios y lo ocurrido en el museo Altillo Beni son una muestra de la “doble moral” de grupos conservadores cruceños. 

Pese a los esfuerzos realizados hasta ahora —dice—  “sectores políticos de ultraderecha, que no creen en los derechos humanos, ven a la población LGBTI en Santa Cruz como ajena a la cruceñidad”.

Egüez describe que esos grupos justifican la violencia que se ejerce, al considerar que este sector poblacional no pertenece a la sociedad y no aporta desde lo social y cultural a su esencia.

“Muchas de las construcciones identitarias de los cruceños nos las deben a la población LGBTI”, asegura. Pone como ejemplo el Carnaval, la farándula y una serie de manifestaciones culturales que hacen a la identidad cruceña que “son una invención históricamente LGBTI”, apropiada por el discurso identitario “hegemónico de ultraderecha”

Cuenta que en Santa Cruz “siempre” ha sido compleja la lucha. Pese a esta situación, remarca que también hay avances como la aceptación de las marchas por el orgullo gay, que ya existan lugares con permiso oficial de confraternización para organizaciones LGBTI (bares, cafés y discotecas) y que en 2004 se haya postulado un candidato abiertamente homosexual a la Alcaldía. 

Para Núñez del Prado, en la sociedad cruceña hay una “hipocresía social”. En su criterio, los grupos que rechazan a la población LGBTI son los mismos que se callan por otras situaciones “moralistas” que involucran a personalidades de diversos ámbitos. “El oriente es más conservador política y religiosamente”, comenta.

Sobre las políticas y medios para erradicar el odio hacia la población LGBTI, considera que esta es “una cura” que no apunta al verdadero problema. “Ayer en Michigan, Estados Unidos, se prohibió el uso de mochilas en colegios, ante el temor de que en ellas se pueden llevar armas, en vez de prohibir el uso de armamento”, ejemplifica. Según la especialista, eso se ve también contra la población LGBTI.

En Bolivia fue promulgada, 2010, la Ley 045 Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación, la cual incluye sanciones a quienes agredan a personas con diversa preferencia y orientación sexual.

Tanto Núñez del Prado como Egües consideran que estos esfuerzos no alcanzan para lograr un cambio real en la lucha por sus derechos.

“El hostigamiento, el acoso, el abuso en Santa Cruz es constante, sobre todo en la población de mujeres trans que están mayormente expuestas a trabajos precarios, de la calle, donde los abusos son constantes”, agrega el representante de “La Pesada Subversiva”. 

Incidente en el museo de Altillo Beni

En junio de 2022 ocurrió un hecho trascendental, porque era la primera vez que la Secretaría de Culturas abría un espacio para una exposición artística promovida desde la población LGBTI. La iniciativa no fue del agrado de todos, porque al poco tiempo, vecinos exigieron que se quiete la muestra; también pidieron que se retire la bandera del arcoíris colgada afuera del museo, argumentando que no representaba a “lo cruceño”.

Para Egües, que vivió de cerca lo ocurrido, esta situación es un ejemplo de que la violencia está institucionalizada. “Esa muestra fue amenazada constantemente por el Concejo Municipal de Santa Cruz que se supone es el ente legislativo más importante de la ciudad”.

Refiere que el hecho de mandar cartas a la administración y a la Secretaría de Culturas para que boten del museo a los integrantes de los colectivos LGBTI es un acto de homofobia, lesbofobia y transfobia institucionalizada por parte del Concejo.

Agrega que pese al incidente, los funcionarios de la secretaría municipal se comportaron de “muy buena manera” y hay la intención de volver a exponer muestras en algún museo público para este 2023. 

“Estamos en el proceso de construcción de la propuesta y esperemos que el resultado sea también una muestra conmemorativa del orgullo LGBTI”.

*Este es un trabajo en alianza entre la Fundación Para el Periodismo de Bolivia, Bolivia Verifica, Proyecto Desconfío y Datos Concepción de Argentina, con el respaldo de la International Fact-Checking Network del Instituto Poynter para desarrollar un proyecto que busca contrarrestar  la desinformación y el discurso de odio, cuyo principal fin es de promover el diálogo por medio de una cultura de paz en el país.

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