Un programa para reeducar a agresores aplica un método basado en sentir, pensar y actuar diferente
El modelo se empezó a implementar en 2017 y se convirtió en un protocolo que se puede replicar en todo el país. Además de rehabilitar a hombres violentos, se busca dar una respuesta a una disposición de la Ley 348.
David Ovando
¿Es posible rehabilitar a un hombre que ejerce violencia machista? En Bolivia, como en otros países, la ley establece que así debería ser, y una iniciativa ciudadana ha propuesto y desarrollado un modelo de intervención que busca que los agresores tomen conciencia de sus actos y del impacto que esto conlleva. La finalidad es generar un cambio efectivo y duradero en el sentir, pensar y actuar de los varones en rehabilitación.
La metodología que usan se basa en tratamientos sicoterapéuticos grupales y/o individuales que buscan diversos objetivos: la motivación al cambio, la comprensión de una masculinidad positiva, la toma de conciencia sobre la relación personal con la violencia, el control de la ira y el desarrollo de la inteligencia emocional, entre otros ejes que se resumen en el siguiente cuadro.
Esta es la base de trabajo del programa Hombres de Paz, una iniciativa de la Fundación Voces Libres que se viene ejecutando en tres regiones del país y que también busca comprometerse con el cumplimiento de la “Ley 348 para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia”, que en su artículo 31 establece la rehabilitación de los agresores.
Según los datos del programa, el 10% de los hombres que acuden a terapia lo hacen voluntariamente después de admitir que tienen un problema con la violencia. El 90% restante acude a las sesiones por orden judicial o del Ministerio Público.
Los resultados revelan también que la mayoría cambia de actitud. Aunque hay una diferencia notable entre quienes hacen terapia para reconducir su actitud machista de forma voluntaria y quienes asisten obligados, menos del 1% de reincide en el delito de violencia hacia las mujer, resalta Mercedes Cortez, directora de la Fundación Voces Libres.
“Queremos prevenir la violencia, la reincidencia. Si un hombre cambia su forma de actuar, creemos que vamos a proteger a una mujer o a una futura esposa, cambiando la actitud machista”, explica, por su parte, Germán Siles, director del programa Hombres de Paz.
La violencia contra la mujer es uno de los mayores flagelos sociales de Bolivia. Cada año, un promedio de 100 mujeres son asesinadas, por lo general a manos de sus parejas o exparejas. Y la violencia doméstica contra mujeres, niños, niñas y adolescentes reporta también cifras que superan los tres ceros cada año.
En lo que va del año, Santa Cruz es el departamento con el mayor número de feminicidios: 15. Le sigue La Paz con 10 casos; Cochabamba con 8; Potosí con 7; Tarija con 4; Beni con 2; Chuquisaca con 1; Oruro con 1 y Pando con 1.
Empezó en 2017 para atender las necesidades de las víctimas
Hombres de Paz comenzó a trabajar hace seis años, en julio de 2017, como parte de las actividades de la Fundación Voces Libres que otorga atención integral a mujeres víctimas de violencia.
El programa de terapia psicológica para hombres agresores surgió a raíz de que se observó que muchas mujeres volvían con su agresor (razones de índole social, económica y emocional explican, entre otros factores, lo difícil que es romper el círculo de violencia) y su pedido ante los juzgados era que sus parejas cambien de actitud.
“Entonces se decidió redireccionar recursos económicos y humanos. Contábamos con el paraguas legal (la Ley 348) para trabajar con hombres violentos, generar cambios en su vida personal y que cada persona reconozca su responsabilidad”, apunta Siles.
Dicha norma establece:
Por su parte, Cortez explica a Bolivia Verifica que en la mayoría de los casos, las cárceles no rehabilitan a los violentos, sino que muchos hombres salen y vuelven a cometer el delito.
“Las prisiones no rehabilitan, generan un efecto negativo. Adentro, en los penales, no hay terapia. Muchas veces, el agresor sale más enojado, queriendo venganza; incluso acumula machismo”, lamenta.
Como Siles, Cortez afirma que muchas de las víctimas de violencia machista esperan y piden que sus agresores se arrepientan, escarmienten y cambien por el bien de sus hijos. “A partir de ese análisis y experiencia surge este proyecto con un modelo terapéutico”, reafirma la directora de Voces Libres.
El tratamiento mínimo es de seis meses
En Cochabamba, donde Hombres de Paz comenzó las sesiones con los agresores, unos 4.500 varones ya han pasado por este proceso.
Según Siles, el 70% llegó a terapia por requerimiento fiscal, como parte de las medidas de protección impuestas; el 20% lo hizo por orden judicial, como parte de las medidas cautelares, por ejemplo; y un 10% se sometió voluntariamente.
En La Paz, algo más de 300 hombres pasaron por terapia y en Potosí la cifra es algo menor.
Siles explica que el tiempo mínimo de terapia es de seis meses, como estipula la orden judicial, con un total de 24 sesiones de dos horas y media cada una. Los participantes son controlados con registro biométrico para el control de la justicia.
Hombres de Paz maneja una guía de intervención con 14 módulos terapéuticos, en distintas áreas.
Cortez explica que el modelo de intervención terapéutica incluye un seguimiento “sorpresa” durante la terapia y después de ella para verificar si hubo o no un cambio en los participantes del programa.
El modelo se comparte a todo el país
El programa Hombres de Paz es ejecutado actualmente en Cochabamba, La Paz y Potosí. Sin embargo, el modelo de tratamiento que aplican es compartido con los gobiernos municipales y departamentales de Bolivia para que pueda ser replicado. Esto ha sido posible gracias a un trabajo conjunto con la Defensoría del Pueblo, entidad con la que, en 2022, terminaron de elaborar y presentaron un protocolo para reeducar a hombres que ejercen violencia.
La Defensoría del Pueblo de Bolivia adoptó el programa para convertirlo en un modelo a ser replicado por los diversos niveles de gobierno en cumplimiento de la normativa vigente.
El documento oficial de intervención terapéutica es el fruto de más de cinco años de trabajo de Hombres de Paz en Cochabamba. Fue evaluado, escrito y enriquecido en coautoría con la Defensoría del Pueblo, para promover, en Bolivia, el cumplimiento del artículo 31 de la Ley 348, sobre la necesidad de rehabilitar de los agresores.
Cortez señala que la Fundación Voces Libres busca aportar a la lucha contra la violencia y por ello creó programas y proyectos para alcanzar a todos los involucrados en los delitos establecidos en la Ley 348.
Defiende legal, integral y gratuitamente a mujeres, niñas y niños víctimas de violencia a través del programa Observatorio de Justicia. También brinda un hogar a los huérfanos de víctimas de feminicidio en el centro de acogida Lluvia de Ángeles de Cochabamba y ofrece terapias de rehabilitación a hombres que ejercen violencia.