La ola de ciberacoso y los mensajes de odio contra Imane Khelif y la comunidad LGBTI+ violan los derechos humanos

La Fiscalía de París abrió una investigación para establecer quién inició la campaña misógina, racista y sexista y quiénes la alimentaron. Las figuras delictivas son ciberacoso e insultos públicos en razón de género, instigación a la discriminación e injurias por su origen.

Por Marcelo Blanco
Edición, Patricia Cusicanqui

La boxeadora argelina Imane Khelif ha tenido que librar dos batallas en paralelo, una en el ring de los Juegos Olímpicos de París 2024 y otra en las redes sociales. En una se coronó con la medalla de oro y en la otra, la perdedora ha sido —como ella misma dijo— “la dignidad humana”.

Desinformación, discriminación, prejuicios y odio fueron diseminados viralmente en torno a denuncias infundadas en su contra, violentando derechos humanos fundamentales y socavando la construcción de una sociedad con justicia y equidad.

«Debería pelear con hombres». «No es mujer». Expresiones lacerantes como estas son solo dos ejemplos del aluvión de ataques lanzados a Khelif tras su combate con la italiana Angela Carini, quien al bajar del ring tildó el encuentro de «injusto» por la «fuerza» de su oponente y aseguró sentirse muy adolorida.

Sus declaraciones generaron una ola de críticas hacia la deportista africana de 25 años de edad, quien fue acusada de ser «un hombre que se cambió de sexo». La pelea duró 45 segundos, pero el escarnio público se extendió por días.

Y así, el cuerpo y la vida personal de Khelif se convirtieron en tema de tendencia en la red, escalando de nivel luego de que diversos medios de comunicación dieran a conocer que la Asociación Internacional de Boxeo (IBA por sus siglas en inglés) había excluido de los Mundiales de 2022 y 2023 a la argelina y a una boxeadora taiwanesa de nombre Lin Yu-ting por no haber superado un supuesto test de feminidad.

Sin embargo, el examen al que hicieron referencia los medios no define el sexo biológico que le asignaron al nacer. El comunicado de la IBA es el siguiente:

La desinformación que se tejió en torno a la prueba (de la que no se han conocido detalles) y al contenido del comunicado desencadenó narrativas de discriminación y de odio contra la argelina, de quien se dijo falsamente que no es mujer de nacimiento.

Sin embargo, el propio Comité Olímpico Internacional (COI) confirmó, el 2 de agosto de 2024, a través de su portavoz Mark Adams que Imane Khelif «nació mujer, fue registrada como mujer, vive su vida como mujer, boxea como mujer y tiene un pasaporte de mujer».

Y desde este 14 de agosto, la Fiscalía de París abrió una investigación para establecer quién inició la “campaña misógina, racista y sexista” y “quiénes alimentaron este linchamiento», según explicó el representante legal de la deportista.

Las figuras delictivas que corresponderían son ciberacoso motivado por género, insultos públicos en razón de género, provocación pública a la discriminación e injurias públicas por su origen.

Las pesquisas se han encargado a la Oficina Central de Lucha contra los Crímenes contra la Humanidad y Delitos de Odio (OCLCH) de la Gendarmería francesa, según un reporte de la Sociedad Suiza de Radiodifusión.

Khelif es mujer cisgénero

Se considera a una persona cisgénero cuando su identidad de género corresponde al sexo asignado al nacer. Es decir, si una persona nace con genitales femeninos y se siente como mujer, es una mujer cisgénero. Y si nace con genitales masculinos y se siente como varón es un varón cisgénero.

Por consiguiente el prefijo cis es el antónimo de trans o transgénero, identidad que se pretende atribuir por la fuerza a la boxeadora. Pero Imane Khelif se siente y se define como mujer.

¿Y cómo se explica la fuerza que tiene? Según declaraciones de la propia boxeadora al medio argelino Koora, desde su nacimiento presentó niveles altos de testosterona, lo que hizo que pueda desarrollar mayor fuerza. Por esta condición, sufrió burlas y comentarios negativos a lo largo de su vida, pero su cuerpo es el de una mujer y así se identifica.

«Frecuentemente me hacían bullying por mi apariencia, pero me resistí y seguí luchando a pesar de todo”, narró según un artículo de El Tiempo de Colombia.

Khelif contó que participó «en muchos torneos y no hubo problemas, pero cuando mis oportunidades de ganar la medalla de oro se volvieron altas lo evitaron; justificándose en que mis cualificaciones son mayores a las del resto de las mujeres”.

Los ataques a la atleta

Estos son algunos de los múltiples comentarios insultantes y denigrantes que circulan en redes sociales a partir de diversas publicaciones relacionadas con la participación de Khelif en los Juegos Olímpicos París 2024.

La mayoría se basa en prejuicios construidos a partir de los estereotipos de género, es decir de cómo se espera que sean las personas según su sexo. Y en muchos casos, la desinformación también se expande con más intensidad cuando apela a los prejuicios.

De hecho, además de este tipo de ataques que se muestran en la imagen, se fabricaron mentiras al respecto, como esta que fue desmentida por Bolivia Verifica:

Mike Tyson no retó a una pelea a la boxeadora olímpica Imane Khelif

Incluso, figuras públicas arremetieron en contra de Khelif y la tildaron de hombre, por ejemplo el expresidente Donald Trump, quien ironizó sobre la victoria de la boxeadora, y la afamada autora de Harry Potter J.K. Rowling, quien afirmó que el estamento misógino usaba a «un hombre» para atacar a otras mujeres en el ring.

Pero contrario a lo que circula en redes sociales, la argelina no tiene una fuerza única; de hecho, sufrió nueve derrotas en su carrera profesional y en los penúltimos Juegos Olímpicos, Tokio 2020, fue vencida en los cuartos de final por la irlandesa Kellie Harrington.

Superar las narrativas de odio hacia Khelif y la comunidad LGBTI+

Las narrativas de odio que se generaron a partir de lo sucedido con Imane Khelif apuntaron en contra de dos grupos social e históricamente vulnerables, postergados y violentados: las mujeres y la comunidad LGBTI+.

La directora de la Coordinadora de la Mujer Tania Sánchez alerta que los mensajes de odio basados en la desinformación sobre las identidades de género son una amenaza a la propia integridad de la atleta. «Se podría poner en riesgo la vida de esta boxeadora porque en su país, Argelia, se sanciona la opción sexual, no está permitido que las personas se identifiquen con otro género más allá del que se le asignó al nacer».

Por su parte, la investigadora, feminista y activista por los derechos de las mujeres y de la población LGBTI+ Patricia Flores reflexiona en sentido de que las normas culturales y religiosas limitan la comprensión de la diversidad de identidades de género, ignorando que algunas mujeres pueden nacer con cromosomas XY debido a condiciones genéticas.

«La científica Anne Fausto-Sterling ha evidenciado la existencia de cinco sexos: XX (femenino), XY (masculino), XXY (intersex), XYY (masculino con variaciones) y XO, una complejidad de configuración cromosómica natural, que han puesto en tela de juicio la clasificación binaria de género, y que evidencia que la biológica de la sexualidad humana no es una simple ecuación de X – Y – O, sino que abarca una serie diversa de combinaciones cromosómicas», expone.

Es esta falta de reconocimiento y respeto lo que ha llevado a la ola de ciberacoso contra Khelif, quien, a pesar de ser una mujer, ha sido víctima de estigmatización y ataques en su carrera, añade.

En tanto que el responsable de Incidencia de la Comunidad de Derechos Humanos Carlos Alberto Zárate hace hincapié es cómo se deslegitima su derecho a desarrollar una actividad profesional. «Ella no es trans, no pertenece a la comunidad LGBTI+, ella es mujer, pero se le discrimina su derecho legal y legítimo de ser una boxeadora, al margen de tener alto nivel de testosterona».

Imane Khelif, a la derecha, de niña, en su natal Argelia.

Zárate advierte también de que al personificarla como un miembro de la comunidad LGBTI+ se fomenta el discurso homofóbico. «Todas las personas tienen los mismos derechos en igualdad de condiciones sin discriminación alguna, así lo establece la normativa, los tratados internacionales, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y todos los tratados del sistema de protección interamericano».

Sánchez lamentó el uso del espacio digital como un canal para la difusión de este tipo de mensajes y reiteró la necesidad e importancia de que la violencia digital sea tipificada como una forma de violencia en específico. «Hemos vivido, hemos visto en reiteradas oportunidades vulneraciones a los derecchos humanos cuando a través de las redes sociales se capta a niñas y niños para el tráfico de personas y la explotación sexual», ejemplificó.

¿Qué hacer para superar esta problemática? «Este acontecimiento doloroso subraya la urgente necesidad de defender los derechos humanos y la dignidad de todas las personas. Por ello, es fundamental que escuchemos y protejamos la vida y las voces de las personas, de quienes luchan por sus derechos. Que más allá de nuestros esquemas mentales, antepongamos la vida«, invita al razonamiento y a la acción Patricia Flores.

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