Juan Luis Cebrián: “Vamos a tardar años en superar el reino de la desinformación»
Referente de opinión, maestro de periodismo y considerado uno de los hombres más influyentes de España en el mundo, Juan Luis Cebrián visitó el país invitado por la Fundación para el Periodismo.
Bolivia Verifica
Juan Luis Cebrián estuvo en Bolivia después de más de una década. Cuando fue presidente del Grupo Prisa, sus visitas a la región eran frecuentes, por eso apreció mucho la oportunidad de volver al país. La ocasión fue la conferencia “Periodismo ante el nuevo (des) orden mundial”, que brindó a periodistas y estudiantes de Periodismo en Santa Cruz, invitado por la Fundación para el Periodismo.
En entrevista con Bolivia Verifica habló de los cambios digitales, la desinformación, el caos imperante en el mundo y el futuro del periodismo.
“El periodismo ha resistido a todos los cambios, también a los cambios digitales, lo fundamental es y será poner la información por delante. Los periodistas nos somos dueños de la información, sino los ciudadanos y nuestro papel es interpretar la realidad comprobando los hechos para informar debidamente a nuestros lectores”, sostiene.
Bolivia Verifica. ¿Es posible salvar al periodismo en el reino turbulento de la desinformación?
JLC. Este es un problema más complejo porque con internet se ha multiplicado: hay cientos de miles de canales YouTube que cuentan con más de 100.000 suscriptores o abonados. O sea que es una pléyade increíble de información buena, mala, regular, inventada, fake, verdad, posverdad, etcétera; y además hay organizaciones que se dedican a ello, fundamentalmente organizaciones políticas, gobiernos, partidos políticos, mafias que se dedican a corromper el sistema.
Por lo menos el 50% de los tuits que llegan a nosotros son bots, son máquinas programadas para lo que las organizaciones de poder -sea legales o ilegales- deseen. Vamos a tardar años en superar el reino de la desinformación porque efectivamente en la red desaparece el mundo jerárquico; antes el obispo, o el rey, o el presidente de la República, decían lo que había que hacer y había una organización jerárquica que reproducía las órdenes. Ahora no, ahora todo es en red y además es a toda velocidad.
El periodismo profesional tiene que luchar por sobrevivir en ese maremágnum de influencers, de youtubers, aplicando las normas que existen y que son invariables en el tiempo (la independencia, la libertad y los derechos de los lectores) para ayudar a la colectividad, no a la colectividad general: a tus lectores. El periodista no tiene por qué servir a España ni a Bolivia, tiene que servir es a sus lectores, a su gente, y tratar de ser influyentes sobre todo con aquellos que son influyentes en la formación de la sociedad.
BV. ¿El internet es el culpable del caos en el que se ha sumido la información en estos tiempos? Quiero empezar por este recorrido por los libros hablando de “El caos. El poder de los idiotas”, y yo lo relaciono con el caos en que se encuentra el mundo debido a los cambios tecnológicos, pero también geopolíticos y económicos, ¿estamos viendo un cambio de épocas o es un mundo que ha aterrizado en un caos irremediable?
JLC. Primero que nada, el caos siempre ha existido, pero por primera vez hay una mundialización real del caos. Intentos de mundialización hubo desde el Genghis Khan, el Imperio romano, el Imperio español, el Imperio británico… pero, ahora realmente hay una globalización total, gracias a internet o por culpa de él, según se quiera ver.
Internet lo usan prácticamente cinco mil millones de personas, tenemos en este momento una población de siete mil millones. En los países desarrollados, prácticamente el 80 o 90% de la población vive conectada. La gente no sabe lo que es verdad y lo que es mentira; internet ha propiciado una revolución sangrienta porque ha acabado con los medios tradicionales trayendo a la palestra multiplicidad de fuentes y voceros con diversos intereses y mucha llegada.
Han desaparecido en las redes sociales las reglas del periodismo; hay más periodismo corporativo que periodismo dedicado a investigar la realidad que nos rodea. Como aditamento, han desaparecido las fuentes de financiamiento convencionales de los medios, con lo que ha crecido la precariedad laboral. Sin embargo, paradójicamente, es el mejor momento para recuperar la credibilidad del periodismo riguroso, el que ayuda a interpretar el mundo, el que contribuye al acceso de las mayorías a la información para la toma de decisiones. No es el mejor escenario, sin duda, pero es una batalla que debemos pelear los periodistas.
Bv. Los periodistas están librando batalla ante la desinformación, pero también ante las amenazas a la libertad de expresión, ¿es posible defenderla cuando ni siquiera hay garantías en los Estados?
JLC. Los principales enemigos de la libertad de expresión son los gobiernos; gobiernos democráticos que emplean toda su capacidad para evitar que se informe e investigue lo que no les conviene a sus intereses; gobiernos que premian la militancia política e ideológica de periodistas afines y estigmatizan a los críticos; persecución abierta a periodistas como vemos en Rusia o Turquía… El periodismo es una profesión de riesgo y ese es un contexto que es cada día más global, pero yo soy optimista, creo que el buen periodismo se impone, se levanta y va a sobrevivir.
BV. En “Cartas a un joven periodista”, se dirige a quienes desean seguir el periodismo, en este contexto tan convulso, que obviamente afecta al periodismo, ¿usted se sigue creyendo que el periodismo es el mejor oficio del mundo?
JLC. Yo no sé si es el mejor oficio, ya lo he dicho en otras conversaciones, es el único oficio que yo conozco. Lo tuve desde pequeño porque empecé en el colegio, primero haciendo periódicos murales y luego la revista del colegio y no he hecho más que periodismo y prensa escrita toda mi vida, durante más de 60 años, y me parece un buen oficio, además creo que es más un oficio que una profesión, porque creo que quien quiera puede ser periodista, no se necesitan títulos se necesita educación, pero no títulos ni privilegios para dedicarse a ello.
Mi premisa es muy sencilla: primero hay que defender la independencia; segundo hay que comprobar los hechos, decir la verdad por supuesto, pero la verdad es algo un poco complejo porque la verdad a veces tiene visiones diferentes, por eso hay que contar los hechos; y finalmente defender a los lectores. No somos los dueños de la información, la información pertenece al pueblo, a los ciudadanos; y saber que hay una vieja definición de noticia, solo una: noticia es lo que alguien no quiere que se publique, sobre todo cuando ese alguien es el poder.
BV. ¿Qué opina del papel que realizan las verificadoras de información?
JLC. Hace unos años, cuando escuché de estas no tenía idea de cuán necesario e importante sería su trabajo. Parecía que únicamente se irían a dedicar a comprobar la veracidad de los discursos, habitualmente mentirosos, de los políticos. Pero, con la pandemia y la globalización del caos informativo, creo que son unos excelentes aliados para el periodismo riguroso que es el que ahora se necesita. Valoro además el trabajo de investigación, periodismo de datos y comprobación de hechos que están haciendo en un momento en el que la práctica del periodismo está sometida a tanto estrés, riesgo y presión, son fundamentales para los medios.
Sobre Juan Luis Cebrián
Es un periodista y escritor español, fundador y presidente de honor de El País de España, periódico que fundó como primer director en 1976, medio de comunicación que actualmente forma parte del grupo de información, educación y entretenimiento Prisa, del que Juan Luis Cebrián ha sido presidente ejecutivo hasta enero de 2018.
Es académico de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) desde 1996 y miembro del Consejo de Supervisión del periódico francés Le Monde; estudió Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, donde se licenció en Ciencias de la Información, tras graduarse en la Escuela Oficial de Periodismo en 1963.