Una investigación que desnuda cómo en varios lugares de América Latina los dineros de los contribuyentes financian la deliberada circulación de contenidos falsos y a veces, incluso, el ataque a activistas sociales. Realizada por medios de siete países en alianza con el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), esta historia también devela cómo algunos siembran seguidores en YouTube para luego cosechar adeptos y dinero para su ideología de extrema y cómo funcionarios públicos-—incluso el presidente de un país—contribuyen a desinformar y manipular información.