Wiphala: los registros y la disputa sobre su origen

El tema ha estado en agenda de las redes sociales, muchos internautas señalan que  se trata de un símbolo previo a la llegada de los españoles mientras que, contrariamente otros aseguran que surgió durante la época colonial

¿Cuál es el origen de la wiphala? Esta interrogante agitó las redes sociales en los últimos días y generó debate entre los internautas. Algunos defienden su origen en el Tahuantinsuyo, mientras que otros aseguran que la cuna es española y se remonta a la época colonial. Aquí te contamos  lo que indagamos sobre este símbolo patrio.

Una de las versiones sobre el origen de la wiphala relaciona a la bandera con la representación de la pictografía en dos elementos: las vasijas y los tejidos de la cultura tiwanacota de la época precolombina; mientras que la otra narrativa señala como antecedente  a los cuadros de los arcabuceros de la época colonial.

Origen en el Tahuantinsuyo

El arqueólogo boliviano Jedú Sagárnaga junto con el arqueólogo finlandés Antii Korpisaar, hicieron el descubrimiento de un centenar de piezas de cerámica que datan aproximadamente de los años 900 y el 1050 d. C. En algunas de estas se puede distinguir como se puede ver a continuación, un patrón pictográfico muy similar al de la wiphala. Esta pieza se encuentra en el museo de Tiwanaku.

 

 

 

 

Cerámica Tiwanacota
Fuente: Blog Historia sobre Tiwanacu
Chuspa Tiwanacota
Fuente: Historia de Tiwanacu

Así mismo, existen algunos tejidos con el mismo patrón de una figura cuadriculada, uno de ellos es una chuspa que se encuentra actualmente en el museo de Brooklyn. En la misma se distingue un patrón similar a la wiphala.

En su libro “Breve historia de la Wiphala”, el politólogo Franco Limber señaló que estos hallazgos son muestra de los primeros usos de la wiphala en tiempos precolombinos. Sin embargo, no todos los historiadores coinciden con esa evidencia. El historiador Roberto Fernández hace énfasis en que si bien existen patrones parecidos a la whipala en esta cerámica no se la usaba como símbolo. “De repente pueden estar este patrón en un tejido o una vasija, pero no tiene el mismo sentido del símbolo de una bandera, porque la bandera por ejemplo o es estandarte tenía que llevarlo un soldado y cuando este caía debía tomarlo otro soldado para decir que seguían en pie de lucha”, detalló.

Por otro lado, la organización Katari, publicó la investigación “Símbolos Andinos: Whipala emblema nacional del Punsinsuyo Tawantinsuyo” en la que relata que:

Uno de los tantos investigadores de la cultura Aymara-Qhishwa como Carlos Urquizo S. confirma que la Wiphala fue el emblema Nacional de la civilización andina, antes y durante el periodo de los INKA. y podemos definir desde la óptica andina, los aymara-qhishwa conocemos históricamente a la Wiphala, como emblema nacional del Pusintsuyu o Tawantinsuyu”.

El artículo añade además que en 1534 durante la invasión y ocupación de la ciudad de Qusqu hoy Cuzco, los españoles encontraron la primera resistencia de los qhishwa-ayrnaras y vieron entre la multitud, objetos parecidos a la bandera de franjas y cuadros de siete colores del arco iris. Así también apuntan que según German Ch. Wanka, fue encontrado un objeto parecido a un estandarte denominado “Walqanka” anterior a los incancas en gráfico de Ph. Waman Puma en año de 1612. Además se mencionan las, dos wiphalas pintadas en Qiru o vaso, que se encuentra en el Museo de Tiwanaku del Departamento de La Paz y los tejidos en Koroma, que datan de época pre colonial, en la  Provincia Quijarro del Departamento de Potosí.

El Ministerio de Defensa de Bolivia, en su portal oficial, afirma que  según varias crónicas, existió un tipo de estandarte imperial inca, llamada bandera del “Imperio Inca”, la cual fue utilizada en 1533. En el texto se cita el siguiente fragmento de Bernabé Cobo en la Crónica Historia del nuevo mundo:

“El guión o estandarte real era una banderilla cuadrada y pequeña, de diez o doce palmos de ruedo, hecha de lienzo de algodón o de lana, iba puesta en el remate de una asta larga, tendida y tiesa, sin que ondease al aire, y en ella pintaba cada rey sus armas y divisas, porque cada uno las escogía diferentes, aunque las generales de los Incas eran el arco celeste y dos culebras tendidas a lo largo paralelas con la borda que le servía de corona, a las cuales solía añadir por divisa y blasón cada rey las que le parecía, como un león, un águila y otras figuras. Tenía por borla el dicho estandarte ciertas plumas coloradas y largas puestas a trechos”

Estandarte de los Incas

Siguiendo el artículo de esta institución se afirma que el el origen del diseño de la bandera aymara es “incierto”. “Si se trata de un símbolo antiguo rescatado, como ocurre con la Chakana o cruz andina, faltan piezas arqueológicas de antigüedad que sirvan de testimonio”, explican. Por otro lado, apuntan que es posible que el origen también se remonte al diseño de la moderna bandera del Cusco (rectangular con siete franjas horizontales con los colores del arco iris). Y se concluye que esta forma de “arco iris” se encontraba entre los varios símbolos del estado Tawantinsuyu, pero el formato bandera, no está documentado en los soportes.

Origen en la época colonial

La otra versión sobre  el origen de la Whipala señala como registro a los cuadros de los arcabuceros. Cuadros que fueron pintados a mitades del siglo XVI. Se tratan de ilustraciones de ángeles que reflejaban a los “tercios españoles”. En el artículo “Compañías militares de ángeles en la cultura visual hispánica durante la edad moderna” de la doctora por la Universidad de Sevilla, Escardiel Gonzáles Estévez explica que justamente una de las colecciones más destacada y conocida de los arcabuceros es la de Calamarca (provincia de La Paz), tratándose de pinturas inspiradas en los soldados de la época con una arma denominada “arcabus”. En este video también se explican características sobre esto:

Estas mismas obras fueron investigadas a profundidad por la especialista en historia del arte, Maria Teresa Gisbert y gracia a su trabajo se pudo concluir que José López de los Ríos realizó esta obra alrededor de 1684.

Entre las pinturas se destacan al menos dos, una de ellas titulada “Gabriel Dei” y la segunda sin nombre, donde los arcabuceros lucen unas banderas muy similares a la wiphala. 

Bolivia Verifica contactó al historiador Roberto Fernández quien explicó que existen dos versiones sobre los tercios españoles, una de ellas es que las banderas estaban tan dañadas por la guerra que enfrentaban que solo quedaban retazos, y otra que ante la falta de recursos, las banderas eran remendadas con retazos. Detalló:

“En la época de Carlos V, se formó la primera bandera de los tercios españoles que eran pedazos de colores y eso es posible que haya llegado a América, y ese ángel arcabucero, con los colores precisamente refleja los tercios españoles que el pintor indígena pintó. Entonces muchos han visto esa pintura y también las vasijas andinas, y lo relacionan con la wiphala, pero es algo para indagar más”.

Fernández manifestó que si bien existen patrones y similitudes entre las banderas de los tercios españoles y la wiphala hay que tomar en cuenta que en el imperio incaico no se usaban las banderas y que por tanto, no se trata de la misma simbología. En la pintura, se puede ver también que no están los mismos colores que la wiphala, ni en la misma distribución, pero se mantiene el patrón ajedrezado.

Pintura Gabriel Dei S.XVI Fuente: investigaciones de arcabuceros

 

Pintura de Arcabuceros S.XVI

En concordancia con este punto de vista, la historiadora, Rosa Elena Novilla, explicó a Bolivia Verifica que el origen de la wiphala puede relacionarse con los tercios españoles porque se trabaja igualmente de banderas. “Cuando tuvieron los españoles enfrentamientos con los países bajos, fueron los primeros en usar esta bandera cuadriculada”. Acotó que la wiphala, se empezó a manejar en la segunda mitad del siglo con algunos movimientos kataristas.

Con la misma hipótesis, el historiador José Diez de Medina, aseguró en un artículo: “La wiphala, ese estandarte multicolor, cuadriculado y ajedrezado, es originario de España. Su creación data alrededor del año 1530, cuando fue utilizado por los tercios españoles de Carlos I, vale decir, los regimientos de Infantería del Rey de España, contra Flandes y Holanda”.

Wiphala en la época republicana

En la investigación “Pachakuti el retorno de la nación estudio comparativo de la revolución nacional y el Estado Plurinacional” de Vicent Nicolas y Pablo Gisbert, se apunta que no hay muchas evidencias documentales que hagan pensar en un uso extendido la wiphala en los levantamientos indígenas de la primera mitad del siglo XX. Posteriormente existen registros de su uso como símbolo del indigenismo en la iza en el Club Bancario de la Paz para dar inicio a la Semana Indianista en 1931.

En un reportaje realizado por Bolivia Tv, se señala que en mayo de 1945, cuando se celebró el primer congreso del movimiento indigenista, se conoció por primera vez “la existencia y concepto de la Wiphala” como tal.

En el documento de Gisbert y Nicolas, se relata que tras el golpe de Estado de René Barrientos en 1964, no se registraron noticias sobre lo que pasó con la wiphala en tanto, en 1978 el símbolo estuvo presente en el Primer Congreso del Movimiento Indio Tupac Katari. De igual manera en el reportaje de Bolivia Tv, se destaca que a partir de esta década la wiphala fue teniendo mayor protagonismo como símbolo de las comunidades andinas en manifestaciones y ceremonias ancestrales.

En 1978, uno de los principales impulsores del pensamiento indianista, German Choquehuanca o “Inka Waskar Chukiwanka” restauró y diseñó la wiphala de cuarenta y nueve cuadros, con los siete colores diagonales: morado, azul, verde, blanco, amarillo, anaranjado y rojo. Al paso del tiempo, fue constitucionalizada como símbolo patrio en 2009 a través del Decreto Supremo 241 de ese mismo año.

Bandera Wiphala Fuente: El Deber

El sociólogo y docente universitario, Renato Crespo informó a Bolivia Verifica que el origen de la wiphala no es claro y por lo tanto, existen disputas sobre el mismo. Destacó además que los símbolos deben ser vistos como construcciones sociales. “El discurso que lleva detrás del símbolo es muy amplio de lo que realmente significa, es una construcción social que han creado con un objetivo ya sea unir, dividir o hacer respetar a un grupo de personas”, concluyó.

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