Effetá incluye a personas sordas en la educación regular gracias a que incorpora a intérpretes en las aulas
Decenas de estudiantes reciben apoyo pedagógico en escuelas y colegios inclusivos y también a nivel profesional. Para crear este modelo hubo que tejer alianzas con entidades públicas y privadas.
Mike Argollo es carpintero de profesión y cuenta cómo es que su hijo sordo sufrió discriminación y rechazo a lo largo de su vida a causa de esta condición, limitando sus oportunidades de desarrollo.
“Cuando era niño, no podía hacerle estudiar porque ninguna escuela lo quería recibir, lo mismo pasó cuando ya era jovencito, mi hijo tuvo que estudiar en instituciones privadas. No podía hacer amigos fácilmente porque los demás chicos no le entendían, cuando quería jugar lo hacían a un lado; fue bastante dura su infancia”, rememora.
Ya de adulto, encontrar un trabajo fue otra complicación, por eso Argollo decidió enseñarse su oficio. “Me ayuda en el taller, sabe hacer muebles lindos, los clientes antiguos ya lo conocen y se llevan bien con él. Yo atiendo a los clientes nuevos para evitar contratiempos, pero cuando lo conocen a mi hijo se llevan bien con él”, dice.
En septiembre de 2020, El Servicio Departamental de Salud (Sedes) de La Paz, basado en los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) informó que en Bolivia hay más de 55.000 personas sordas de las que 33.000 tienen “dificultad permanente en hablar, comunicarse o conversar”.
Esta problemática es mundial. De acuerdo con la Federación Mundial de Sordos, existen cerca de 70 millones de personas sordas en el planeta.
Promoviendo la inclusión
La inclusión de estudiantes con capacidades diferentes al sistema de educación regular es ley en Bolivia y ya se han registrado avances, pero aún falta mucho por hacer para que niños, niñas y adolescentes con alguna discapacidad ejerzan sus derechos educativos.
En La Paz, el Centro de Apoyo para la Inclusión Effetá trabaja desde hace más de 10 años para incluir a la población sorda en la educación regular. Por su modelo, las y los estudiantes reciben apoyo pedagógico dentro y fuera del aula, incluso en la educación superior.
Para hacer esto realidad, hubo que crear alianzas con entidades públicas y privadas, lo que tomó tiempo y trabajo, pero los frutos ya son visibles. Adicionalmente, hay un impacto social positivo porque la asistencia de los estudiantes sordos a las escuelas y colegios visibiliza tu condición y sensibiliza a la gente.
En Effetá, las y los estudiantes asisten a sus instalaciones por la mañana, donde además de recibir ayuda para su aprendizaje, también almuerzan y tejen lazos de amistad y contención.
Por la tarde, asisten a una unidad educativa acompañados de su intérprete. Esta persona está atenta a las clases y usa el lenguaje de señas para retransmitir al estudiante todo lo que enseña el profesor o profesora.
Existen intérpretes desde el nivel inicial, hasta el bachillerato. De esta manera se van incluyendo en la educación regular e interactúan con sus compañeros de clase. A continuación, la directora de Effetá, Paola Pastor, cuenta más al respecto.
Valentina es una estudiante sorda y con una sonrisa le cuenta a Bolivia Verifica cómo es un día en Effetá.
“Ellos (las personas sordas) tienen amigos que son oyentes y que ya conocen la lengua de señas. Si por alguna razón un intérprete no puede asistir por motivos de salud o se retrasa, un compañero o compañera se brinda para hacer la interpretación. Poco a poco se ha ido construyendo una comunidad más inclusiva. Los padres de familia saben que en las aulas de sus hijos hay chicos y chicas sordas y algunos profesores hacen adaptaciones a sus clases, vamos avanzando poco a poco”, dice Pastor.
Las inscripciones
Para poder acceder a este centro se deben cumplir los siguientes requisitos:
- Respaldo médico que acredite que la persona tiene una discapacidad auditiva.
- Los estudiantes deben ser evaluados por Effetá para saber qué nivel educativo recibirán.
- Fotocopia de certificado de nacimiento.
- Fotocopia de carnet del estudiante y de los padres o tutores.
Formación desde temprana edad
Pueden inscribirse estudiantes desde el primer año de edad. “Si bien no se incluyen todavía a la escuela, ellos ya pueden aprender la lengua de señas y tener una comunicación fluida como cualquier otro niño o niña”, comenta Pastor.
¿Cuál es el costo?
Effetá es una organización sin fines de lucro. Sin embargo, para su sustento, los padres o tutores de los estudiantes dan un aporte económico que es fijado por ellos mismos cada año en reuniones consensuadas. También realizan actividades mensuales como kermeses, venta de pasteles y otros donde participan todas las familias de los estudiantes. El propósito es recaudar fondos para el funcionamiento del Centro.
La seguridad de los estudiantes
En el sitio web del Fondo de Población de las Naciones Unidas se indica que las personas con discapacidad tienen “casi cuatro veces más probabilidades de ser víctimas de violencia que los niños sin discapacidades, y son casi tres veces más propensos a ser víctimas de violencia sexual, con las niñas en mayor riesgo”.
Pastor está consciente de esto e indica que Effetá es un lugar seguro para los estudiantes y que todos sus miembros construyeron una comunidad muy sólida con el pasar de los años. Los educadores están formados en la educación inclusiva y son especializados en personas sordas.
“La mayoría de las maestras que trabajan con nosotros están desde que abrimos, ya 11 años. Con dos de ellas planteamos este proyecto, abrimos e invitamos a personas que conocimos desde que eran estudiantes. Ellas presentan su currículum certificado, son educadoras especiales, además tienen certificación de la Dirección Nacional de la Lengua de Señas Boliviana. Quien menos tiempo está acá, tiene aproximadamente cinco años trabajando”, explica Pastor.
La importancia de saber lengua de señas
“No sabía cómo comunicarme con mi hijo, no le entendía, me desesperaba, me sentía mal e impotente, junto a mi esposa y a mis otros tres hijos, tuvimos que aprender lenguaje de señas. Yo ya tenía casi 40 años y mi hijito estaba por cumplir los siete”, menciona Argollo.
Asegura que a su edad le fue difícil aprender ese tipo de lenguaje, pero saber que ya podía entender a su pequeño lo motivaba a diario.
Para evitar los problemas por los que atravesó Argollo, es importante que los familiares más cercanos de las personas sordas aprendan lenguaje de señas. Effetá también brinda este tipo de cursos para cualquier persona que desee aprender, sea o no familiar de uno de los estudiantes.
Según Pastor, algunos de los abusos que sufren las personas sordas no son denunciados porque la víctima no sabe cómo comunicar lo que le está pasando. La capacitación está dividida en seis talleres y al final se ofrece la posibilidad de hacer un voluntariado monitoreado para convivir con los estudiantes y practicar todo lo aprendido.
Desde su creación hace 11 años, entre 30 y 35 estudiantes pasaron por los ambientes del Centro, la primera promoción se graduó en 2021 y estaba conformada por seis integrantes; otros seis se titularon en 2022 y cinco más culminaron sus estudios en 2023. Actualmente, cuentan con 14 estudiantes y tienen las puertas abiertas para nuevos miembros.
La inclusión más allá del colegio
En 2023 se dio un paso importante para la inclusión de personas sordas en la educación superior y logró hacer convenios para que cinco estudiantes puedan estudiar diseño gráfico en un instituto a nivel técnico medio. “Nuestro sueño es que no solamente lleguemos hasta el bachillerato, sino que podamos brindarles también la oportunidad de que tengan educación superior”, comenta Pastor.
Asimismo, indica que no es sencillo porque las intérpretes están todo el día con los estudiantes y aun así, dos de ellas decidieron acompañar por las noches a los jóvenes sordos a estudiar la carrera técnica.
Algunas dificultades
Incluir a las personas sordas en la educación regular no fue tarea sencilla, al principio el Centro de Apoyo recibió la negativa de muchas escuelas y colegios fiscales y de convenio. “No querían inscribir a los chicos, decían que no tienen la preparación, que los profesores no estaban listos o que no había cupos”, recuerda Pastor.
Effetá tampoco podía recurrir a instituciones educativas privadas por la falta de dinero y porque la ayuda que brindan está dirigida a familias de bajos recursos económicos. También tuvieron que lidiar con la falta de empatía de algunos profesores antiguos y nuevos que no quieren trabajar con esta población.
“Algunos no quieren cambiar su pensamiento, piensan que la discapacidad es completamente limitante, pero tenemos que entender que la discapacidad no está en ellos (la población sorda) la discapacidad está en una sociedad que no quiere incluir”, reflexiona Pastor y envía el siguiente mensaje a la sociedad.
Las y los estudiantes de Effetá indican que el apoyo que reciben es muy importante, tienen el sueño de salir bachiller y agradecen la cobertura periodística porque visibiliza su problemática.
Este reportaje fue elaborado en el marco del proyecto de apoyo a la investigación periodística, enmarcado en Periodismo de Soluciones (PdS), desarrollado por la Fundación para el Periodismo y Bolivia Verifica con el apoyo de la National Endowment for Democracy (NED).