Apadrinas a una tortuga de río y aportas al repoblamiento y preservación de la especie
A iniciativa de ocho guardaparques la Reserva de la Biosfera y Estación Biológica del Beni, desde 2021 se puede aportar, desde 10 bolivianos al año para la preservación de la peta de río. Esta especie está en riesgo porque sus huevos y su carne son muy cotizados.
Paola A. Palacios Negrete
Hace 25 años, durante un patrullaje a cargo de los guardaparques de la Reserva de la Biosfera y Estación Biológica del Beni (EBB) por el río Maniquí, traficantes de huevos de tortuga fueron descubiertos en posesión de más de 5.000 huevos en una embarcación.
Los embriones tuvieron que ser secuestrados de manera preventiva, siendo conservados como evidencia hasta que las autoridades competentes llegaran a sector para verificara el hecho. Sin embargo, su arribo se demoró debido a la ubicación y distancia del lugar, por lo que los huevos tuvieron que ser enterrados en una playa natural dentro de un hoyo, bajo custodia y vigilancia regular. Pasados dos meses, los guardaparques notaron que pequeñas tortugas habían empezado a eclosionar, contó en una entrevista con Bolivia Verifica, Marcos Uzquiano, jefe de protección de La Reserva de la Biosfera Estación Biológica del Beni.
Esta acción fortuita tuvo un resultado inimaginable: el “Plan de Conservación de la Peta de Río”, anteriormente denominado “Proyecto Quelonios”, una iniciativa impulsada por los guardaparques que tiene como objetivo salvar de la depredación a miles de huevos de tortuga Podocnemis unifilis para garantizar su conservación y liberación en su hábitat natural.
Una de las principales razones es que esta especie está clasificada como Vulnerable (VU), según Libro Rojo de Vertebrados de Bolivia. Así el rescate y protección de los embriones ha dado excelentes resultados hasta la fecha, pero en 2021 surgió una nueva idea que, de cierta manera, es una garantía para sostener el proyecto: las pequeñas tortugas tienen ahora padrinos y madrinas que aportan a las labores de conservación con una donación.
Fotografía de los guardaparques proporcionada por Marcos Uzquiano
Los quelonios son reptiles de cuatro extremidades cortas, mandíbulas córneas, carecen de dientes y su cuerpo, espalda y pecho están protegido por un caparazón duro. Esta especie se distribuye desde el Noreste de Sudamérica en el drenaje caribeño de las Guyanas, Surinam, Venezuela y Colombia; y en los tributarios superiores del río Amazonas de diferentes países, que en el caso de Bolivia ocupa el noreste, en Pando, Beni, norte de Santa Cruz y norte de La Paz.
En un principio, la iniciativa se denominó “Proyecto Quelonios” en honor a la especie en riesgo; sin embargo al evolucionar el proyecto pasó a llamarse “Plan de Conservación de la Peta de Río”, al que se incorporó la campaña de apadrinamiento desde hace dos años. La Resolución Administrativa bajo la cual se rige es la No. 078/2022 de La Paz del 12 de septiembre de 2022, emitida por el Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP).
La iniciativa se divide en tres componentes:
- Conservación de la Peta de Río, podocnemis unifilis.
- Monitoreo integral de la población de Peta de Río.
- Sensibilización, educación ambiental y gestión del conocimiento tradicional y ancestral.
Capturas de pantalla de la resolución emitida por el SERNAP
La principal amenaza de la peta de río es la caza de huevos para comercialización y consumo; se tiene la creencia, sin base científica, de que su grasa puede servir para fines medicinales, y en el caso de su carne porque constituye una fuente importante de proteína.
Según datos del Centro de Investigación de Recursos Acuáticos de la Universidad Autónoma del Beni (CIRA-UAB), la peta de río es sensible a cambios ambientales, por tanto, funciona como un indicador biológico para determinar las variaciones en los ecosistemas, además, de que aporta al ciclo de nutrientes siendo un importante dispersor de semillas. Asimismo, son limpiadoras de los cuerpos de agua, donde se encuentran, donde mantienen el equilibrio natural.
Los huevos son rescatados y llevados a un campamento
Según un documento elaborado por el SERNAP para explicar los alcances del proyecto, el plan de rescate y protección comienza por la cosecha de los huevos que las tortugas dejan sobre la arena.
Año tras año, los guardaparques hacen la colecta en campañas que se desarrollan entre agosto y septiembre, temporada en que las petas de río, tortugas o quelonios desovan. “Lo que hacen los guardaparques es salir a hacer la colecta muy cuidadosa y selectiva nido por nido, no se pueden mezclar los nidos, ellos tienen contenedores o envases donde clasifican los huevos y son cuidadosamente transportados hasta un campamento” explicó Marcos Uzquiano.
Después los trasladan hasta el Campamento Las Petas, una playa artificial construida por los guardaparques donde luego de permanecer cubiertas bajo la arena eclosionan, es decir nacen, luego de 60 u 80 días.
El siguiente paso es trasladar a las crías hasta otro lugar denominado La guardería de las tortugas, donde son alimentadas y protegidas durante un periodo que va de 45 días a dos meses, según el caso. Se las tiene resguardadas con alimentos y agua que se cambia periódicamente hasta que pierden el ombligo, cuando alcanzan el desarrollo suficiente para ser liberadas en el río.
En su hábitat natural —según se lee en el documento del SERNAP— “esta especie es principalmente vegetariana, consumiendo frutos, flores, raíces, semillas y hojas de plantas arbóreas y herbáceas; aunque ocasionalmente ingiere materia animal, como peces pequeños, insectos, crustáceos y moluscos”.
Apadrinamiento de las tortugas
El jefe de protección de La Reserva de la Biosfera Estación Biológica del Beni explicó sobre la reciente campaña de apadrinamiento que nació en la Estación Biológica del Beni como un mecanismo para involucrar a la población local (comunidades y poblaciones aledañas de San Borja) en la conservación de la tortuga, pero que ahora se ha ampliado a todos los interesados.
Para se padrino o madrina se puede aportar desde 10 bolivianos al año por cada tortuga, sin límite; este dinero va a una cuenta de la Fundación para el Desarrollo del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (FUNDESNAP), cuyos recursos están destinados únicamente a este propósito y bajo convenio con el SERNAP. A cambio, el donante recibe un título simbólico de ‘padrino’ o ‘madrina’ de una tortuga.
“La Reserva de la Biósfera Estación Biológica del Beni y el Servicio Nacional de Áreas Protegidas, como estrategia inmediata ha definido lanzar “campañas de apadrinamiento de las tortuguitas de río”, que viene realizándose desde la gestión 2021, a fin de cubrir los gastos de protección, recolección, traslado y cuidado de las petitas hasta su liberación; acciones de suma urgencia ya que cada año las Petas se reúnen en el Río Maniqui para su reproducción, y no pueden esperar los procesos o gestiones antrópicas (la acción que ejerce el ser humano sobre el medio”, advierte el SERNAP.
El objetivo a largo plazo es tener un proyecto más grande e integral, no solo para el repoblamiento y conservación de esta especie, sino que también permita crear un centro de atención y recepción de visitantes para promover un enfoque más educativo, donde los pobladores, voluntarios y especialistas puedan llegar y tener las condiciones apropiadas para observar todo el proceso.
Por ahora, ya se sabe la cantidad exacta de huevos que necesitan ser apadrinados pero hasta el momento no se logró que el 100% de las petitas tengan una madrina o un padrino. De conseguirlo, no solo se logrará el repoblamiento de la especie, sino que también se contribuirá a la restitución de las funciones ambientales de la Amazonía, en especial con la reforestación de los bosques ribereños, ya que la peta de río cumple funciones ambientales muy importantes en la dispersión de semillas, es un componente esencial en la conservación de los cuerpos de estas aguas.
“Adicionalmente, queremos hacerla más resiliente frente al aprovechamiento humano, porque la demanda de los huevos de tortuga se ha incrementado de gran manera; eso no es legal. Nosotros tenemos como componente la lucha contra el tráfico, pero queremos ir un paso más adelante, no solo controlar y restringir el uso, sino contribuir de manera participativa con la población en estos procesos de repoblamiento y conservación de la especie, que es lo que buscamos de fondo”, manifestó Marcos Uzquiano.
El primer año se alcanzó cerca de 1.500 apadrinamientos, el año pasado se llegó a unas 2.400, pero siempre quedan 800 o 1.000 tortugas sin padrinos. Si bien todas son liberadas, una gran parte lo hace sin haber alcanzado el apadrinamiento.
Los fondos que llegan de esta iniciativa cubren todas las actividades que hacen al repoblamiento: combustible, motores fuera de borda, logística, mantenimiento de máquinas, víveres, mantenimiento de la playa artificial y la guardería de las petas de río. Sin embargo, no se quita de la mirada el sueño de crear el centro de investigación, manejo e interpretación de la peta de río en la Estación Biológica del Beni.
Dónde aportar y cómo más ayudar
Para quienes estén interesados en apadrinar a las tortugas, pueden hacerlo desde cualquier lugar del país, una vez sea abierta la campaña y realizando su depósito en la cuenta corriente en bolivianos número 10000035994902, a nombre del Ministerio de Medio Ambiente y Agua y el SERNAP, por medio de un Fondo Rotativo en el Banco Unión.
Si bien la principal razón de ser un padrino es el soporte económico, no es la única forma de aportar. El parque también recibe voluntarios que apoyen con el cuidado de las tortugas, la colecta de huevos, cuidado de campamentos o ayuda con las labores de los guardaparques, que actualmente son solo ocho para toda la Estación Biológica del Beni.
Es importante considerar que la temporada de agosto y septiembre, cuando se recogen los huevos, coincide con la época de incendios forestales, por lo que los voluntarios y la gente local pueden sumarse de diferente manera, también ayudándolos a hacer la difusión por las redes sociales, a través de los medios de comunicación, entre otras.
Instituciones que apoyan el proyecto
Según dio a conocer Uzquiano, de momento, la iniciativa cuenta con el apoyo del SERNAP como cabeza de sector al tratarse de un área protegida; también está FUNDESNAP, que maneja la cuenta recaudadora de recursos. También contaron con el apoyo de la Plataforma Boliviana de Acción contra el Cambio Climático que aportó a realizar diferentes tareas y hubo la intención expresa de diversas empresas privadas en ser parte de la iniciativa.
Sin embargo, el fuerte está en sus voluntarios, tanto nacionales como extranjeros (gente desde Suiza y Francia). Todavía hay un camino por recorrer, pero estas acciones han impactado directamente en la gente local, despertando expectativa e interés, no solo al decir “sí, yo quiero conservar, sí, yo quiero cuidar’’, sino también con una acción concreta.
Actualmente, no se cuenta con la cifra exacta de las tortugas de esta especie, ya que esto requeriría un estudio especializado que no se tiene en Bolivia ni en ninguna otra parte del mundo todavía. Sin embargo, esta especie se encuentra dentro de las vulnerables en Bolivia y toda la región amazónica.
Este reportaje fue elaborado en el marco del proyecto de apoyo a la investigación periodística, enmarcado en Periodismo de Soluciones (PdS), desarrollado por la Fundación para el Periodismo y Bolivia Verifica con el apoyo de la National Endowment for Democracy (NED).