Estudiantes y entidades comprometidas con el cuidado ambiental acopian miles de kilos de pilas contaminantes
En 2023, una cruzada permitió recolectar más de 2 toneladas de baterías en Tarija. El éxito de las campañas de recolección llevó a la Alcaldía a diseñar un programa, con un modelo de trabajo que reúne a la comunidad educativa, la ciudadanía y entidades públicas y privadas.
Las pilas o baterías de uso común para controles, linternas, relojes e incluso en teléfonos celulares son de los materiales más tóxicos que se han creado en la historia reciente, por tanto, no pueden ser desechadas con el resto de la basura porque podrían causar un gran daño al medio ambiente. Estudios internacionales estiman que, dependiendo la pila, estas pueden llegar a contaminar de tres a 600 mil litros de agua.
Para mitigar estos efectos, se realizan campañas de recolección de pilas en varias ciudades del mundo y, claro, también en Bolivia.
En Tarija, al sur del país, la Entidad Municipal de Aseo de Tarija (EMAT) lanzó en 2023 la campaña “Ponte las pilas con EMAT”, con la que lograron recolectar más de dos toneladas de estos dispositivos (2.538 kilos).
El éxito fue tal que ahora ya es parte de sus políticas públicas y se ha convertido en una cruzada regular. La experiencia les permitió tejer una red de aliados públicos y privados, que también incluye a la ciudadanía, particularmente niños y adolescentes. Unidades educativas, colectivos ambientales y empresas privadas ya son parte de esta iniciativa.
El primer paso fue desarrollar una intensiva campaña de educación ambiental para que la población comprenda la dimensión del problema; luego se convocó a la ciudadanía a depositar las baterías en contenedores diferenciados y, finalmente, se les dotó de recipientes especiales para que desecharan estos dispositivos.
El año pasado, gracias a esta asociación, se consiguió que el 60% de las unidades educativas del municipio participen en la iniciativa, contó a Bolivia Verifica Edwin Pérez, quien al momento de desarrollar este reportaje ocupaba el cargo de director de la Unidad de Educación Ambiental de EMAT.
La campaña comenzó en junio de 2023 y se tenía previsto que acabe en agosto, pero dada las solicitudes de los colegios de adherirse a la actividad, decidieron extenderla hasta finales del año.
Cada unidad educativa que fue parte del programa recibió botellas pet de plástico vacías y de diversos tamaños para que la comunidad educativa (estudiantes, padres, madres y maestros) deposite las baterías en estos recipientes. Estos botellones fueron donados por la empresa La Cascada, que también se sumó a la iniciativa.
Un incentivo que se dio a los estudiantes fue la distribución de balones: por cada botella pet de dos litros llena de pilas, EMAT les regalaba un balón, y por cada botellón de cinco litros lleno de pilas les entregaban tres pelotas.
Recogieron todo tipo de baterías, sin distinción, y los dispositivos no necesitaban estar en algún estado en especial.
Tipos de pilas y la contaminación
Según el exdirector de EMAT, si las baterías no reciben un tratamiento adecuado, sus componentes químicos, entre ellos el mercurio y el acero, no solo contaminan el agua y la tierra, sino que pueden causar daños a la salud de las personas.
Este es el tipo de pilas que hay y el impacto que generan:
- Doble A, que pueden llegar a contaminan 3 mil litros de agua.
- Baterías de celulares o pilas D (son las más grandes o “gordas”), que intoxican hasta 30 mil litros.
- Triple A, que llegan a contaminar hasta 175 mil litros.
- Pilas tipo botón (en su mayoría se usan para relojes), pueden contaminar hasta 600 mil litros de agua.
Sistema de almacenaje
Lo que hacen con las pilas recolectadas es almacenarlas en celdas subterráneas de concreto que están revestidas con una membrana impermeable, lo que evita las filtraciones. Así apartan de la naturaleza estos elementos tóxicos.
¿Por qué no se reciclan?, ante esta duda, Pérez explicó que en el país de momento no existe una planta que desensamble este tipo de dispositivos, por lo que las almacenan de esta manera para evitar la contaminación.
Es decir, si bien las pilas no son sometidas a un tratamiento, se cumple con el objetivo que es evitar que entren en contacto con el agua y la tierra y las contaminen. Añadió que en ciudades vecinas como Salta (Argentina) sí hacen este aprovechamiento de metales, pero de momento, en Bolivia no se tiene los recursos para hacerlo.
Reacción positiva de la población
La campaña tuvo una buena recepción, tanto que ahora se replica, según destacó el presidente de la junta escolar de la Unidad Educativa Jesús Buen Pastor, Gerardo Zárate Rodríguez.
Zárate agradeció las capacitaciones previas y el desarrollo de la iniciativa, que llama a la reflexión para que la comunidad aprenda la importancia de desechar la basura de manera diferenciada y así cuidar el planeta.
“Agradecer a EMAT por la capacitación a nuestros alumnos, nosotros estamos trabajando con el tercero de secundaria. En nuestro caso, es el cambio de pilas por una bolsa de abono”, que les sirve para mejorar la capacidad de cultivo, contó. Este colegio fue de los primeros en participar de la campaña.
Desde abril, la campaña se extiende
Una vez concluida la cruzada, EMAT dispuso de más envases de recolección en sus oficinas para que la ciudadanía llevara hasta allí las baterías, pero la Alcaldía de Tarija decidió hacer de esta actividad algo sostenible, es decir una política pública con mayor llegada.
Por eso, en abril de este año, el alcalde Johnny Torres relanzó la campaña con la participación de 54 unidades educativas y también anunció la instalación de 10 contendores a ser ubicados en diversos puntos de la ciudad para el acopio de estos dispositivos.
Por su parte, el nuevo director de EMAT, Carlos Castillo, destacó la participación de las y los estudiantes y de empresas e instituciones como Monopol, Fundación WWF, Cascada del Sur, Pil Tarija y otras que se sumaron a la iniciativa. “El objetivo es ser un modelo de municipio”, dijo Castillo.
El burgomaestre recordó que en la segunda versión de “Ponte las pilas con EMAT” se logró recolectar 2.538 kilos de pilas y baterías en desuso, lo que evitó la contaminación de 31.000 millones de litros de agua. Y dijo que en esta oportunidad se busca superar este logro.
“Más allá de la recolección sembramos conciencia y educación, por ello pondremos en diferentes puntos de la ciudad 10 contenedores de pilas y baterías para que la recolección sea aun mayor”, indicó Torres, según recoge esta nota periodística.
En el siguiente video el ingeniero Edwin Pérez muestra cómo el agua cambia de color al estar mucho tiempo en contacto con las pilas y da detalles de la campaña.
Este reportaje fue elaborado en el marco del proyecto de apoyo a la investigación periodística, enmarcado en Periodismo de Soluciones (PdS), desarrollado por la Fundación para el Periodismo y Bolivia Verifica con el apoyo de la National Endowment for Democracy (NED).