La subvención a los carburantes implica un alto precio para la salud económica del Estado
Este 8 de noviembre, el flamante presidente de la Cámara Baja alabó la gestión de Luis Arce y justificó las razones de la crisis económica. Destacó que los combustibles sean más baratos en Bolivia que en Chile y Perú, pero no explicó el porqué.
En el acto conmemorativo del cuarto año de gestión del presidente Luis Arce, el titular de la Cámara de Diputados Omar Yujra se refirió al precio de la gasolina y del diésel, destacando que es más barato adquirir estos combustibles en Bolivia que en Perú y Chile. Pero la autoridad omitió que el valor de los carburantes en el país es reducido gracias a la subvención, una política criticada por los expertos en vista de los efectos adversos que causa en la economía boliviana.
Déficit fiscal, inflación y la posibilidad de una escalada hacia la hiperinflación son las alarmas que hacen sonar dos especialistas en materia económica. En este Explicador te lo contamos.
Yujra se dirigió a la nación con un discurso en el que alabó la gestión del gobierno y cuestionó que no se tome en cuenta el contexto internacional para comprender el porqué de la actual crisis económica. Entre sus argumentos citó las secuelas de la pandemia, el cambio climático, los conflictos bélicos y las “políticas monetarias del norte”, a lo que sumó los perjuicios causados por los bloqueos en ámbito nacional.
En ese contexto dijo: “Ustedes van al lado de Perú, de Chile, ¿cuánto está un litro de gasolina o de diésel?, está al doble, al triple, en cambio acá mantenemos estable el precio”.
El equipo de Bolivia Verifica indagó al respecto y evidenció que en efecto, el precio de la gasolina en los países vecinos es mayor comparado con el de Bolivia.
De acuerdo con la plataforma desarrollada por la Comisión Nacional de Energía de Chile, Bencina.cl, el precio de la gasolina en ese país ronda los 1,35 dólares por cada litro. En Perú oscila los 1,10 dólares por litro. Mientras que en Bolivia se comercializa en 0,54 dólares el litro.
¿El motivo? La subvención a los hidrocarburos, una política vigente desde hace más de 20 años, pero que se ha convertido en una pesada carga para el Estado. En los últimos años y cada vez de manera más frecuente, expertos en la materia han coincidido en que esta debería ser levantada progresivamente pues se ha convertido en un gran problema económico para el país.
En agosto de este año, el Gobierno informó que la subvención a los hidrocarburos en Bolivia pasó de $us 200 millones en 2008, a casi $us 2.000 millones en 2024.
El Estado subsidia los precios del diésel oil, insumos y aditivos (gasolina) y Gas Licuado de Petróleo, entre otros, a fin de evitar un alza en los costos del transporte y en la producción de varios sectores de la industria, sobre todo de alimentos.
En entrevista con Bolivia Verifica, el economista Alberto Bonadona reconoce que sin la subvención, las clases más empobrecidas resultarían las más afectadas. Y cita como ejemplo que al subir el precio del transporte público, los primeros reclamos vendrían de los más pobres por el efecto multiplicador de una decisión de este tipo.
“Hacerlo sería bastante duro para los sectores más empobrecidos”, dice. No obstante, reconoce que es una política que debe cambiar para evitar una catástrofe en el país. “El camino que espera Bolivia es levantar la subvención, porque el costo es muy alto y más aún en el caso de los combustibles que ha generado una corrupción demasiado grande donde incluso ha sido medida por propios funcionarios del gobierno”.
Para el economista Joshua Bellott, el mayor mal que causa la subvención al país es subir el déficit fiscal. “Cuando el gobierno emite dinero y no tiene su contraparte en los ingresos, o sea, en producción y en exportación es lo que ocurre (déficit fiscal). Digamos que hay exceso de dinero circulando en la economía y también genera inflación; por tanto, el déficit fiscal es uno de los peores males para una economía y más cuando es un déficit crónico, como sabemos que Bolivia ha estado experimentando por 11 años”, apuntó.
En criterio de Bonadona, el peor escenario para el país en caso de no levantar la subvención es llegar a una hiperinflación y vivir una situación similar a la de 1985, año en el que el gobierno de Víctor Paz Estenssoro emitió el Decreto Supremo 21060. “Si no se arregla por el lado productivo se tiene que arreglar por el lado monetario, esto implica devaluar, hacer cortes muy profundos en el déficit fiscal y esto significa que la economía entraría en una espiral inflacionaria hasta que lleguemos después de un tiempo a una situación equivalente a lo que fue en 1985”, alertó.
Bellott añade que, al margen de mantener o no la subvención, son las equívocas políticas económicas del gobierno las que han conducido al país a una profunda crisis y cita la escasez de dólares y el excesivo nivel de importaciones de hidrocarburos que se pagan en moneda estadounidense.
“Durante todos estos años el modelo ha privilegiado las importaciones, nos ha vuelto consumistas, hemos tenido muchos productos baratos de gran diversidad, lo que ha destruido el tejido empresarial, el empleo. Ahora, lo que necesita la economía para subsistir es generar dólares, más ingresos y un cambio de gobierno”, indicó.
El diputado Yujra pronunció su discurso luego de que un incidente entre legisladores del MAS en la Asamblea Legislativa Plurinacional impidiera el desarrollo de los actos protocolares por el cuarto año de mandato de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca. En su intervención, Yujra también dijo que las y los legisladores de todas las fuerzas políticas deberían aprobar las leyes que, según el arcismo, garantizarán superar la crisis.