Rumores en medios y redes sociales provocaron caos colectivo y temor entre la gente

No solo fueron las redes, sino también la incertidumbre generada en las transmisiones que iban efectuando los diferentes medios de comunicación, especialmente televisivos. 

Largas filas en los surtidores, situación que se generó por una serie de rumores que empezaron a darse tras la conflictiva jornada del miércoles.

David Ovando

La sorpresiva operación militar irregular en el centro político del país el pasado miércoles 26 de junio género confusión, pánico y desorden en diferentes ciudades, donde se registraron largas filas en los surtidores y cajeros automáticos, además de una alta demanda de productos de la canasta básica familiar cuyos precios incluso se dispararon.

La noticia de la incursión de uniformados en la plaza Murillo corrió como reguero de pólvora. Minutos antes, el post del presidente Luis Arce en X sobre un “movimiento irregular de algunas unidades del Ejército boliviano” también se hizo viral. De ahí en más, la ciudadanía sufrió, pero a la vez promovió una avalancha de información no verificada y en muchos casos especulativa.

La situación se fue agudizando con la difusión de rumores sin fundamento, tanto en las redes sociales como entre los comentarios de las personas que seguían la transmisión de los hechos a través de diferentes medios de comunicación, especialmente televisivos. Estos contenidos alertaban de la escasez de alimentos, de la desaparición del efectivo en los cajeros automáticos y la de la falta de sombustibles. Pero todo terminó por ser falso.

El fenómeno infodemia

Durante las horas de mayor tensión en la plaza Murillo de La Paz, los medios de comunicación tradicionales, portales digitales y redes sociales informativas difundieron miles de datos sobre lo que iba ocurriendo, pero también se fueron lanzando datos no confirmados que terminaron generando incertidumbre.

En efecto, no toda la información compartida en este escenario de conflicto podía ser constatada, pero de igual manera era transmitida, lo que derivó en una serie de rumores y versiones que se fueron agrandando conforme pasaban las horas.

Las transmisiones de televisión no solo se enfocaban en la plaza Murillo, también se hicieron desde surtidores, supermercados y mercados populares, lo que acrecentó los rumores sobre la escasez de combustibles, de productos básicos como la carne y el pollo, además del dinero en efectivo en los cajeros automáticos.

Fruto del temor y la desinformación se registraron dobles filas y calles congestionadas en los alrededores de los surtidores.

En Cochabamba, en el surtidor Aranjuez, la fila pasaba las 8 cuadras. En ese caos, cerraron una ruta interdepartamental que es la avenida Circunvalación y otras calles aledañas.

Mientras los rumores crecían, otro sector de la población se volcó a los cajeros de los bancos por temor a quedarse sin efectivo y centenares de personas se vieron obligadas a realizar largas filas para sacar dinero.

En la rotonda Tarija de la ciudad de Cochabamba, donde están instalados un conjunto de cajeros de la banca, se pudo observar largas filas de personas.

En la jornada del miércoles 26 de junio, la ciudadanía retiró cerca de 200 millones de bolivianos (29 millones de dólares), según Ivette Espinoza Vásquez, directora de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) en una conferencia de prensa efectuada este 27 de junio.

En declaraciones a los periodistas en La Paz, Espinoza negó que los cajeros automáticos se hubiesen quedado sin dinero, pero reconoció que el volumen de retiros había sido mayor de lo habitual. “La situación se ha normalizado desde entonces”, añadió.

Algo similar ocurrió con los supermercados del país, que recibieron un inusual crecimiento de clientes para comprar artículos de primera necesidad y otros.

Nuestro equipo de prensa visitó dos supermercados de las cadenas Hipermaxi e IC Norte, pudiendo constatar que entre las 17:00 y las 20:00 horas del 26 de junio las personas llenaron estos comercios. Sucedió lo propio en las agencias de Los Pinos de La Paz y Calacoto.

Inclusive, bolivianos que viven en el exterior consultaron en grupos de WhatsApp si funcionaban las aplicaciones de los bancos, al advertir de un bloqueo en el sistema para transacciones financieras. “¿Pueden entrar a las cuentas de sus bancos?”, era una de las preguntas recurrentes en diferentes grupos. Pese al colapso, las transacciones pudieron ser realizadas y el sistema opera con regularidad.

Fue así que infodemia —entendida como la sobreabundancia de información acerca de un determinado tema— complicó a la ciudadanía al ser difícil para ella diferenciar entre lo que es real o falso.

Análisis

La socióloga y politóloga María Teresa Zegada resaltó que la reproducción de la noticia sobre la toma militar y la idea de que ocurría un golpe de Estado se instaló rápidamente porque abundó la información en los medios tradicionales, alternativos y redes sociales.

Hubo de todo en el espectro de difusión de información. En las primeras horas del hecho, las noticias de “última hora” y transmisiones en vivo captaron la atención de la ciudadanía, generando una fuerte sensación de temor. Con el desenlace del hecho, tras la retirada de los grupos militares de plaza Murillo, bajó la tensión para dar paso a la especulación, a la viralidad de contenidos, e incluso el humor con los memes.

Con el avance de los hechos, la percepción de un “golpe de Estado”, se fue volcando a “golpe fallido” y “falso golpe”, llegando hasta una calificación de “show”, según las repercusiones en las propias redes sociales.

“En algún estudio previo hemos constatado que estas publicaciones que tienen una carga emocional, como el día de la toma militar de miedo o de zozobra, o el día después con el humor, tienen mayor impacto y causan más reacción en la gente”, apuntó.

La analista Ana Lucía Velasco de la Friedrich-Ebert-Stiftung Bolivia (FES), dijo que la información publicada en las redes sociales en el actual escenario varió por la velocidad que recorre entres los usuarios.

Algunos memes que circularon en las redes sociales, cuando bajó la tensión. 

“Cuando en la década del 70 todos dependíamos de la radio y la televisión pasaba exactamente lo mismo, pero más lento, porque la información tardaba mucho más en llegar. Quizás el escenario ahora es más caótico, porque las redes sociales llenan de información y datos, es imposible que en ese momento uno pueda decidir si es verdadera o falsa”, explicó la analista.

Acotó que la persona asimila la información a partir de los beneficios que obtiene. “En varios grupos de WhatsApp mucha gente anunciaba los toques de queda, recordando un poco los golpes de Estado en las décadas de los 70 y 80; sin embargo, la gente impone el criterio de sentido común”, concluyó.

Zegada indicó que uno de los riesgos de las redes sociales es que difunden información corta, no profundizan en los hechos, se instalan frases, palabras y afirmaciones que se reproducen sin ver qué está detrás o cuál ha sido la causa.

La difusión de una afirmación en momentos críticos puede tener un impacto grande en la sociedad, sea o no verdad, situación que deriva en que se traslade de forma masiva a mercados, cajeros y surtidores.

“Los cajeros, las gasolineras estaban reventando, pero una vez que detienen a Zúñiga, el escenario cambió tan rápido, como cuando subió”.

Velasco no cree que las redes sociales sean las culpables, sino que hacen que todo sea más rápido, aunque más caótico.

Memoria instalada

Zegada señaló otro factor que impulsó a las personas a salir a las calles para tomar previsiones, que es la “memoria histórica” instalada en los bolivianos que vivieron golpes de Estado.

“Todavía estamos muy marcados por los episodios de golpes, por ejemplo el de -Luis- García Meza (1980), por los que hubieron entre el 78 y el 82. Entonces, hay esa memoria muy fuerte; de hecho, en varios comentarios he visto que la gente hacía mucha referencia a que recordaba la manera en que García Meza tomó el poder”.

Golpe de Estado en julio de 1980. Imagen de archivo. ABI.

Velasco explicó que cientos de personas, especialmente de las nuevas generaciones, no tomaron la información con seriedad y se crearon espacios de incertidumbre. En cambio, para los más adultos, este hecho implicaba tomar desiciones para abastecerse, por ejemplo de alimentos, combustible y dinero en efectivo.

Democratización

Zegada vio positiva la democratización de la información por medio de las redes sociales; es decir, los ciudadanos  se pueden informar en tiempo real de lo que está sucediendo y es lo que pasó el día de la toma militar. La analista acotó que en las redes sociales también se encuentra información de fuentes fidedignas.

“Canales de televisión con nombre y apellido, radios, o periódicos son medios, digamos, tradicionales, que saltaron a las redes sociales. De hecho, estos medios tienen sus propios espacios”, agregó.

En síntesis, no se bloquearon las transferencias bancarias, hay efectivo en los cajeros automáticos, no hay escasez de productos de la canasta alimentaria y la venta de combustible en los surtidores por ahora es regular.

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