Odio ideológico y violencia política contra la mujer, usados como ataque político
El alcalde de Sipe Sipe Mario Galarza incitó a la violencia en contra de la senadora Andrea Barrientos cuando desarrollaba una tarea de fiscalización. Las referencias ideológicas que usó la autoridad edil profundizan las diferencias políticas y la polarización.
Una reunión de fiscalización efectuada el 9 de octubre en el municipio cochabambino de Sipe Sipe derivó en una serie de agresiones verbales y físicas en contra de la senadora de Comunidad Ciudadana (CC) Andrea Barrientos Sahonero, quien fue señalada como parte de los “pititas” y “golpistas” por el alcalde Mario Galarza Alá del Movimiento Al Socialismo (MAS).
Este tipo de discurso incita al odio ideológico y a la violencia en razón de género. En el primer caso desconoce el derecho que tiene toda persona a pertenecer a una organización política sin ser juzgada, discriminada o violentada por ello. Además, en su condición de autoridad electa, Barrientos tiene el derecho de ejercer las funciones que le corresponden constitucionalmente.
¿Cómo sucedieron los hechos?
“A ver compañeros, ¿con los pititas, con los golpistas nos vamos a reunir?”, exclamó el alcalde Mario Galarza, mientras apuntaba con el dedo a la senadora Andrea Barrientos Sahonero, en frente de un auditorio que se había dado cita en el teatro municipal.
Las palabras del alcalde provocaron la inmediata reacción de las personas que se encontraban en el lugar. Entre ellas, algunas que trataron de sacar a la fuerza a la senadora, siendo víctima de insultos y jalones.
El video que muestra el tenso momento fue compartido en Facebook y TikTok. En las imágenes se ve conversar a las dos autoridades en la tarima, tras unos segundos, el alcalde levanta el tono de su voz y señala a la senadora como parte de los “pititas” y “golpistas”.
Aquí puedes ver el video:
Tras los hechos, la senadora presentó una denuncia en contra del alcalde Mario Galarza, acusándolo de los delitos de discriminación, violencia política y obstaculización a las labores de fiscalización.
La legisladora cochabambina explicó que su llegada a ese municipio se debió a una denuncia que recibió de comunarios de la zona, quienes indicaron que el hospital oftalmológico de Parotani estaba “abandonado”. Ya en el lugar, también recibió el reclamo de los comunarios que exigían que se emita una declaratoria de emergencia por la fuerte sequía que aquejaba al municipio.
Barrientos sostuvo que tras la visita al hospital se reunió en el teatro municipal junto a comunarios y funcionarios ediles para tratar estos dos temas, y fue ahí donde llegó el alcalde Galarza.
El altercado con el burgomaestre es visto por Barrientos como una agresión hacia ella por su condición de mujer, según declaró a Bolivia Verifica. “El alcalde no iría a decirle a un hombre esas cosas, aprovecha que soy mujer y cree que puede venir y agredirme como le da la gana”, lamentó.
En su criterio, este tipo de acciones no solo causan malestar sino también traumas psicológicos. “Uno puede tener la voluntad de trabajar por el país y estar firme en su lucha democrática, lo que no quiere decir que las agresiones no nos afecten, yo tengo que hacer terapia, la hago de manera permanente porque lamentablemente estas cosas repercuten y si uno quiere tener estabilidad, tiene que trabajar en ello”.
En su descargo, el alcalde Mario Galarza cedió una entrevista al canal DTV el 10 de octubre, donde negó todo tipo de agresión física y verbal en contra de la legisladora. La autoridad local dijo que la senadora intentó fiscalizar sin cumplir el procedimiento legal.
Para el alcalde, la senadora Barrientos se “victimizó” con una clara intención política.
Bolivia Verifica trató de contactar a Galarza para obtener su postura respecto de las acciones que generan odio y violencia, pero no se tuvo una respuesta hasta la publicación de esta nota.
En el monitoreo efectuado en las redes sociales se encontró una serie de reacciones en repudio al accionar del alcalde de Sipe Sipe.
Análisis del discurso de odio
La socióloga María Teresa Zegada advirtió que en la actitud asumida por el alcalde de Sipe Sipe hubo la intención de obstruir las prerrogativas legislativas de la senadora, pero que también mostró falta de respeto a una autoridad nacional y señales de agresión hacia una mujer.
Consideró también que lo sucedido es una muestra de que sigue latente el odio ideológico que surgió en 2019. Lamentó que este tipo de discursos alimenten la polarización política en el país.
“Desde el punto de vista del oficialismo, decir pitita ya es una palabra muy cargada de desprecio por el otro, de menosprecio; peor si se acompaña con el término golpista, es casi un adjetivo calificativo (…). No corresponde llamar así a una legisladora que no ha tenido una participación directa en absoluto en ese momento, no era ni senadora”, dijo.
Mencionó que estas palabras están cargadas de “rabia política”, que expresan el afianzamiento de la división entre unos y otros por razones ideológicas.
Sobre lo sucedido en Sipe Sipe, agregó que el tono que usa el alcalde delata la intencionalidad de sus declaraciones, al buscar una reacción de los comunarios presentes.
A esto se suma que la senadora Barrientos también fue víctima de violencia de género y violencia política.
“El hecho de que sea tratada de esa manera y que —el alcalde— haya alentado la reacción de los comunarios en contra de ella también entra en ese mundo de actitud machista patriarcal hacia una mujer, más allá de que sea autoridad”, analizó Zegada.
En esa misma línea, la Defensoría del Pueblo emitió un comunicado recordando que está en vigencia la Ley 243 Contra el Acoso y la Violencia Política hacia las mujeres. Aunque la institución se abstuvo de nombrar a la senadora Barrientos y referirse al caso de manera específica, afirmó que las asambleístas no pueden sufrir agresiones por cumplir sus labores de fiscalización.
El numeral 17 del artículo 158 de la Constitución Política del Estado establece que “controlar y fiscalizar los órganos del Estado y las instituciones públicas” es parte de las atribuciones de las y los legisladores.
Sobre los términos pitita y golpista
Para el abogado constitucionalista William Herrera Áñez, autor del libro La revolución de las pititas en Bolivia, el término “pitita” no representa un insulto ni debe ser visto como tal. Comentó que si bien un grupo de personas trata de usarlo de forma despectiva y con una connotación negativa, no significa que debería ser visto como “algo malo”.
“De repente quien lo dice intenta insultar, pero creo que para un pitita no es un insulto; al contrario, sería como un halago, que lo identifica como parte de un movimiento ciudadano que logró la gran hazaña de haber tumbado a Evo (Morales) que se creía atornillado al poder”, agregó.
Herrera describió que el término “pitita” se usa políticamente en Bolivia después de las elecciones de octubre de 2019, cuando se iniciaron las movilizaciones y paros cívicos que denunciaban un fraude electoral.
“La gente empezó a poner pititas en las calles y creo que ahí nace el concepto, porque con eso bloqueaban, hasta Evo dijo que no sabían hacer un paro y que él iba a darles una cátedra de cómo se hace. Entonces, eso fue acuñando el concepto de esta palabra”, recordó el jurista.
Aquí se pueden ver las declaraciones de Evo Morales que comentó Herrera:
Tras la referencia sarcástica del entonces presidente Evo Morales Ayma hacia los grupos movilizados, el término comenzó a tomar preponderancia en el ámbito político, pero también se constituyó en parte del lenguaje polarizante.
Para el MAS, los denominados “pititas” son los responsables de la caída del gobierno de Evo Morales. Esta connotación negativa se instaló también cuando se usa el término “masista” con la intención de descalificar.
Este fenómeno político-social fue analizado a mayor detalle Bolivia Verifica en esta nota:
“Pitita y “masista”, términos usados con una connotación de odio y violencia
La palabra “golpista” tiene una connotación similar. Desde el MAS y sectores allegados se empezó a tildar con ese término a quienes apoyaron o formaron parte del gobierno de Jeanine Áñez Chávez, el cual se instauró en noviembre de 2019 tras la salida de Evo Morales.
Ambos términos siguen siendo empleadas de forma despectiva para referirse a las personas que expresan una ideología política diferente a la del Movimiento Al Socialismo.
Para la senadora Barrientos estos enfrentamientos deberían terminar, porque se debe comenzar a construir una identidad conjunta de país. “Creo que Bolivia está en un momento en el que necesita construir país y eso se traduce en una agenda de reconciliación y en acercamientos entre todos los bolivianos”.