“Creer en la palabra de las mujeres”, el enfoque de asistencia en el que confían miles de víctimas de violencia machista

Las beneficiarias reciben atención integral y gratuita en consultorios de apoyo psicológico donde trabajan en recuperar su autoestima y fortalecer su carácter para comenzar de nuevo.


Crédito de foto: Pexels

J. Alexis Candia

«El apoyo que recibo me ayudó a comprender que no fue mi culpa y que no soy una tonta por haber vivido violencia por tantos años. La asistencia psicológica me ayudó a hablar de lo que me pasaba con las personas de mi confianza y eso me hizo ver que no estoy sola». De esta forma, Leticia (nombre ficticio) da testimonio de la reconstrucción de su vida. Llegar a esta etapa le tomó meses de terapia y aunque va por buen camino, aún le queda un buen trecho por recorrer.

Reconocerse víctima de violencia machista es el primer paso para hacer frente a esta problemática que afecta a miles de mujeres cada año en Bolivia. En 2022, el Ministerio Público reportó 51.307 denuncias por violencia, la mayoría doméstica, y 94 feminicidios. De hecho, desde hace un decenio, el promedio de asesinatos de mujeres en razón de genero se mantiene en 100 por año.

La atención a las víctimas en instituciones del Estado se ha fortalecido en los últimos años con una serie de ajustes, pero no lo suficiente ni lo necesario. Por eso, mujeres como Leticia buscan apoyo integral en organismos que cumplan dos requisitos: que les brinden un servicio con calidad humana y, sobre todo y más importante, que les crean.

Acá «creemos en la palabra de las mujeres», afirma Fabiola Rojas Vásquez, psicóloga desde hace diez años en la Casa de la Mujer. El enfoque feminista —dice— hace la diferencia en la atención que brindan a diario porque las víctimas sienten que «empatizamos con ellas».

Rojas hace énfasis en la «calidad humana» con la que abordan cada caso, pues «lo fundamental es ponerse en los zapatos de ellas».

La especialista explica a Bolivia Verifica que a diferencia de las instituciones públicas que trabajan para contrarrestar esta problemática, en organizaciones como la suya es primordial contar con personal especializado en perspectiva de género, que no revictimice a las víctimas y que comprenda el contexto del que provienen para darles el apoyo correspondiente.

«Si ellas quieren pueden ir al SLIM o a la Defensoría o de lo contrario directamente a la FELCV, pero también pueden venir a la Casa de la Mujer, donde no cuestionamos la palabra de las mujeres», asegura Rojas.

El artículo 17 de la Ley 348 establece que el personal de los servicios de salud de todos los niveles públicos, de la seguridad social y de los servicios privados, en caso de detectar en la paciente signos de haber sufrido cualquier tipo de violencia, tienen la obligación de denunciar inmediatamente a la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) o al Servicio Legal Integral Municipal (SLIM) más próximo.

Sin embargo, uno de los problemas con los que aún deben lidiar las víctimas, sobre todo en la Policía y el Ministerio Público, es la falta de preparación de su personal en materia de perspectiva de género, por lo que muchas veces, las mujeres agredidas son responsabilizadas por su situación, revictimizadas y en algunos casos hasta inducidas a callar. Hay avances, pues la Fiscalía y la propia Policía han creado unidades especializadas de atención, pero la carga procesal y la alta rotación de cargos impide ofrecer mejores servicios.

 

Leticia buscó ayuda psicológica en la Casa de la Mujer «por comentarios de una amiga». «Me dijo que se sintió muy bien, que se sintió escuchada», le cuenta a Bolivia Verifica.

El caso de Martina (nombre ficticio) es similar. La recomendación de una amiga la llevó a buscar soporte emocional en este mismo lugar. Cuenta que en 2013 denunció a su agresor y desde entonces su vida se convirtió «en una pesadilla, un infierno sin salida» a causa del maltrato que sufrió por parte de todo el aparato judicial, lo que la debilitó en el momento que más fuerte necesitaba ser.

«Es ahí que cambió mi vida y mi proceso (penal) dio un giro a mi favor. Empecé a sentir nuevamente confianza en mí misma, seguridad de que sí existen instituciones que realmente nos defienden, que existen personas con ética y convicción. (…) ¡Sentí y siento desde ese momento que no estoy sola!», afirma al referirse a la atención integral que recibe.

En 2022, más de 2.250 mujeres pasaron por los consultorios de la Casa de la Mujer. Las especialistas a cargo trataron a cada paciente según el tipo de maltrato que las llevó allí: violencia psicológica; violencia física y psicológica; y violencia sexual y psicológica.

Casos de asistencia psicológica durante el 2022. Fuente: Casa de la Mujer

El modelo de atención: integral y gratuito

El equipo de asistencia psicológica en la Casa de la Mujer, integrado por las psicólogas Fabiola Rojas Vásquez y Verónica Soliz Loayza, atiende gratuitamente a todas las víctimas en situación de violencia, pero las abogadas de la organización no gubernamental también les brindan el acompañamiento y seguimiento jurídico que necesitan.

Los consultorios de atención presencial están abiertos de lunes a viernes, de 08:30 a 12:30, y de 14:30 a 18:30, sin cita previa y por orden de llegada.

Rojas señala que cuando una mujer presenta una denuncia, debe estar psicológicamente fuerte para «soportar el sistema» debido a que el aparato judicial es «cruel» con las mujeres. «Entonces tenemos que prepararlas para que incluso a la hora de entrar en los estrados judiciales estén fortalecidas, para que no se aminoren cuando el policía venga y le diga ‘usted tiene la culpa, cállese'», que es algo todavía recurrente.

Por tanto, el modelo de intervención se centra en fomentar la autoestima; en primera instancia trabajan en la aceptación de la realidad por la que atraviesa la víctima ya que puede existir «rabia» o negación.

«Tal vez haya secuelas tempranas de la violencia vivida, tal vez mañana no duerma y llore, no coma, no hable. Tal vez de aquí a diez años reaccione», ejemplifica Rojas para describir que cada caso es diferente.

Ana Paola García Villagómez, directora de la Casa de la Mujer, hace énfasis en la importancia de acompañar a las víctimas con «terapias profundas» tras haber denunciado un caso de violencia. Así —indica— podrán hacer frente «no solo a su agresor, sino a todo el entorno familiar y social de él», pues muchas veces, por la presión ejercida en su contra, aflora la culpa por haber denunciado, por haber hablado, por haber roto el silencio.

«Los servicios de atención psicológica son vitales y fundamentales en la lucha y erradicación contra la violencia en razón de género, porque la violencia siempre viene acompañada de la violencia psicológica; que es la desvalorización continua, que significa mellar muchas veces la dignidad de las mujeres», afirma García.

Ana Paola García Villagómez, directora de la Casa de la Mujer.

Martina comenta cómo el apoyo psicológico le sirve para hacer frente a las crisis que aún experimenta: «No es solamente que se encamine mi proceso (penal), también tendrá que sanar mi mente por toda la violencia que sufrí por parte de mi agresor y del aparato judicial, por eso decidí pedir apoyo psicológico hace ya un año».

El servicio de atención psicológica recibe aproximadamente entre 10 y 12 casos a diario. Sin embargo, en época de Carnaval y las fiestas de fin de año esta cifra se incrementa a un promedio de 15 a 18.

Cabe destacar que esta institución sostiene este proyecto gracias al apoyo extranjero y a aportes voluntarios de la población. Los recursos se destinan a un refugio temporal y a las asistencias legal y psicológica.

Mujeres fortalecidas que cumplen un nuevo rol

De entre las mujeres que sufrieron violencia y que recibieron apoyo legal y psicológico también se forman nuevas líderes. «Muchas mujeres que pasan por nuestras oficinas han logrado, de alguna manera a través del apoyo recibido, convertirse en promotoras comunitarias contra la violencia tras haber superado ese estado de indefensión en el que ellas se encontraban», comenta la psicóloga Fabiola Rojas.

El caso de Martina es uno de ellos. «Desde que recibo apoyo psicológico tengo ganas de vivir muchos más años. Tengo muchos proyectos de vida, metas, hasta me animé a emprender. (…) Gracias a Casa de la Mujer recibimos talleres sobre la Ley 348 y nos convertimos en promotoras, pudimos organizarnos e hicimos incidencia y acompañamiento a hermanas que están pasando por violencia en este momento», cuenta.

La Casa de la Mujer es una organización sin fines de lucro que surgió en Santa Cruz de la Sierra en la década de 1990 a iniciativa de un grupo de activistas en pro de los derechos humanos y de las mujeres en particular. La institución vio la luz con los servicios de atención legal y psicológica bajo un principio y enfoque feminista: creer y confiar en la víctima de violencia en el departamento cruceño, una de las regiones más afectadas del país con esta problemática social.

La violencia familiar, un delito que golpea al país

Santa Cruz es el departamento más afectado (5.979 casos) por la violencia familiar o doméstica hacia las mujeres, según datos oficiales del Ministerio Público de Bolivia durante el primer semestre de 2023. Le siguen La Paz con 4.235 casos y Cochabamba con 2.677 casos.

Casos ingresados del 1 de enero al 15 de junio de 2023 de la Ley 348, disgregado por departamento y delito. Fuente: Ministerio Público de Bolivia.

Transición de la Ley 1674 a la Ley 348

Para la Casa de la Mujer, los ajustes normativos aprobados en los últimos años han significado un avance para que más mujeres se animen a denunciar. En esa línea, destacan la promulgación de la Ley 348, vigente desde 2013. Gracias a esta norma —sostienen—, las diversas formas de violencia se castigan con privación de libertad, a diferencia de la anterior legislación (1674) que no contemplaba el feminicidio y era conciliadora.

«Feminicidio. Se sancionará con la pena de presidio de treinta (30) años sin derecho a indulto a quien mate a una mujer», establece el artículo 252 bis. de la Ley 348.

Comparación entre la Ley 1674 a la izquierda y la nueva normativa vigente a la derecha. Créditos: Casa de la Mujer.

La educación sexual integral, «una de las soluciones para detener la violencia»

Implementar la educación sexual integral es uno de los mecanismos que aportará a erradicar las diversas formas de violencia, afirma Fabiola Rojas. Por eso, desde la Casa de la Mujer se fomenta una educación sexual integral para la niñez y la adolescencia acorde con su edad y su desarrollo mental y emocional.

Este proceso de aprendizaje en la educación de los niños, niñas y adolescentes —añade la psicóloga— hará que ellos entiendan sus emociones ante situaciones como la menstruación, el abandono del padre o madre o el hacer respetar el cuerpo.

Página 11 del libro «Cuanto más sepan, mejor. Educación Sexual Integral. Para charlar en familia» elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas – UNFPA.

 

Este reportaje fue elaborado en el marco del proyecto de apoyo a la investigación periodística, enmarcado en Periodismo de Soluciones (PdS), desarrollado por la Fundación para el Periodismo y Bolivia Verifica con el apoyo de la National Endowment for Democracy (NED).

whatsapp BV