Desinformación en YouTube: cómo algunos influencers aprovechan la plataforma para armar sus comunidades
Algunos creadores de contenido en YouTube aprovechan la masividad de esta plataforma para obtener nuevos seguidores, monetizar sus mensajes y difundir desinformaciones, al tiempo que buscan promocionar sus perfiles en otras redes sociales, donde suelen presentar contenidos falsos sin demasiadas restricciones.
Por: José Giménez
YouTube, la plataforma de videos de Google (formalmente Alphabet se llama la empresa dueña), es la red social más utilizada junto con Facebook, según el Digital News Report 2022 elaborado por el Instituto Reuters de la Universidad de Oxford. Por eso, es un lugar ideal para mostrarse y encontrar nuevos seguidores.
Eso es lo que hace un grupo de creadores de contenidos argentinos que suelen publicar desinformaciones en YouTube, donde -además de obtener ingresos a través de herramientas de monetización- pueden conseguir más seguidores para sus otras redes sociales.
Como la mayoría de los creadores, estos usuarios diversifican su presencia en diferentes plataformas sociales (como Facebook, Instagram, Telegram, Twitch y Twitter), pero -como se verá a continuación- en YouTube tienen mayores posibilidades de monetización dentro de la misma plataforma y por ello, si bien publican allí desinformaciones, suelen ser más cautelosos, según ellos mismos advierten explícitamente.
Una comunidad de gran alcance
Para esta investigación, realizada en colaboración con otros seis medios de América Latina y el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, CLIP, Chequeado tomó una lista de actores que identificó como desinformantes sistemáticos -es decir, que publicaron reiteradamente desinformaciones en diferentes redes sociales- y luego seleccionó a aquellos que tienen mayor presencia en YouTube (que superan los miles y en algunos casos el millón de seguidores), para entender la lógica propia de esta plataforma.
En este grupo se destacan el músico y creador de contenidos Manuel Gorostiaga, quien se presenta en las redes como Emmanuel Danann y cuenta con 1,5 millones de suscriptores, el politólogo Agustín Laje (1,5 millones de suscriptores), el periodista Eduardo Prestofelippo, conocido como “El Presto” (que cuenta con 390 mil suscriptores en YouTube), el periodista César Moreno (33 mil suscriptores), Iñaki Gutiérrez (un joven que se presenta como libertario y es seguidor del diputado nacional Javier Milei y tiene 30 mil suscriptores) y la periodista del Canal 26 de la Argentina, Verónica Ressia (8 mil suscriptores).
En conjunto, estos creadores tienen más de 3 millones de seguidores y reciben un promedio de 1 millón de visualizaciones por mes, según un relevamiento realizado para esta nota. Algunos de ellos, los más virales, llegaron a tener más de 200 mil vistas en sus videos, como el caso de “El Presto”, Agustín Laje y Emmanuel Danann.
Estos youtubers suelen publicar desinformaciones en diferentes redes sociales, pero utilizan YouTube con ciertas reservas, dado que parecen priorizar esta red como un espacio en el que obtienen nuevos seguidores, difunden masivamente sus ideas y monetizan sus contenidos.
Muchos de ellos indican explícitamente en sus videos que en YouTube intentan no tocar ciertos temas (como desinformaciones relacionadas con la vacunación, medidas de Gobierno o acerca de algunos dirigentes políticos), debido a que consideran que las políticas de la plataforma que prohiben contenidos en estos temas y sancionan a quienes las infringen, son una “censura”. Es por ello que buscan dirigir su audiencia hacia otros espacios donde esperan menores controles.
Chequeado consultó a los youtubers que aparecen en este trabajo. Hasta el cierre de la edición, sólo “El Presto” y César Moreno enviaron una respuesta, aunque no aludieron a la consulta realizada, mientras que Prestofelippo cuestionó el trabajo de Chequeado por chequeos previos como este.
La actividad de los desinformantes en YouTube
En su gran mayoría, las cuentas analizadas publican contenidos relacionados con la política de la Argentina. En sus intervenciones suelen presentarse como periodistas “libres”, que no tienen vínculos con agrupaciones políticas o con los gobiernos. No obstante, algunos de ellos manifiestan adhesión a dirigentes del liberalismo, como al diputado nacional Javier Milei (es el caso de Iñaki Gutiérrez, Danann o Moreno). Incluso “El Presto” (además de apoyar públicamente a Milei y reunirse con Patricia Bullrich ) fue precandidato del Partido Liberal en las elecciones legislativas de Córdoba (aunque finalmente ese partido se sumó a Juntos por el Cambio y él no participó como postulante).
En esa línea, Eugenia Mitchelstein, docente e investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de San Andrés (UDESA), señaló a Chequeado que es posible que “otros espacios políticos tengan otros medios para visibilizar sus discursos: canales de televisión, radios y cuentas de redes sociales, etcétera”.
Por su parte, Agustín Frizzera, director Ejecutivo de la ONG Democracia en Red, dijo a este medio que estas personas “son nativas de las plataformas digitales: nacieron en YouTube y se empezaron a asociar en la medida en que se identificaban con algunos discursos que en otros medios no aparecían”.
Entre las cuentas analizadas, predominan las transmisiones en vivo (que usualmente suelen combinar simultáneamente con otras plataformas), los shorts (videos de hasta 60 segundos) y clips de vídeo editados (es decir, fragmentos más pequeños de videos de mayor duración o de transmisiones en vivo).
El formato de video corto en YouTube (o Short) lo popularizó TikTok y luego lo retomó Meta con los Reels de Instagram. Se trata de clips de videos breves, grabados en formato vertical, que en la plataforma son mostrados de forma diferente al resto de los contenidos (se puede pasar de uno a otro deslizando la pantalla hacia arriba) y suelen lograr mayor viralidad.
En las transmisiones en vivo los creadores toman contacto directo con su audiencia a través del chat del canal y solicitan donaciones a través de “Super Likes” o “Super Chats” (herramientas que le permiten al usuario destacar su mensaje en el chat de la comunidad y que cuestan entre US$ 2 y US$ 50) y otros métodos de monetización que provee YouTube.
Entre los creadores analizados, quienes más uso hacen de este tipo de funcionalidades son “El Presto”, Verónica Ressia y, en menor medida, Agustín Laje.
En el caso de “El Presto”, al menos una vez a la semana realiza una transmisión en vivo en la que repasa algunos hechos destacados, presenta informes y, en ocasiones, realiza comunicaciones en directo con otros creadores de contenidos, dialoga con las personas que le dejan mensajes en el chat en vivo e, incluso, discute con algunas de ellas.
Estas acciones descritas hasta aquí forman parte de estrategias comunes que suelen utilizar los influencers para fortalecer su comunidad. El problema es que los creadores analizados para este trabajo desinforman constantemente. Es decir, dan informaciones falsas o manipuladas.
Es así como, desde su cuenta de Instagram, y a través del portal de noticias que dirige (Data 24), “El Presto” ha publicado varias desinformaciones, como este caso en el que se sostiene que la justicia de Nicaragua desestimó la denuncia de la actriz argentina Thelma Fardin contra el actor Juan Darthes, a quien se lo acusa de abuso sexual.
“El Presto” también sostuvo desde su portal que el sitio dedicado a Santiago Maldonado (el joven que apareció muerto en un río del sur del país luego de que un grupo de manifestantes con quienes cortaba una ruta fuera desalojado por la fuerza pública) había sido creado antes de su muerte. O que el Gobierno argentino les había prohibido a ahorristas privados retirar sus dólares de los bancos.
Eduardo Prestofelippo -tal es su nombre real-, además, fue condenado por la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas a 30 días de prisión domiciliaria por discriminación y hostigamiento digital contra la primera Dama de la Argentina, Fabiola Yáñez (fallo que fue apelado por su defensa, según indicó el propio Prestofelippo), y está procesado por amenazar de muerte a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Por su parte, Ressia, una presentadora de noticias que también trabaja en el Canal 26 de la Argentina, realiza transmisiones en vivo de lunes a viernes en un horario fijo y durante casi 2 horas, utilizando un formato similar a los noticieros: presenta algunas noticias y realiza comentarios -generalmente utilizando clips de videos de otros medios de comunicación-, además de hacer entrevistas.
En sus redes sociales, la presentadora se dedica a difundir teorías conspirativas sobre el coronavirus, como se cuenta en la investigación “Los Desinformantes”, realizada por Salud con lupa y la red LatamChequea. Por ejemplo, durante una transmisión en YouTube aseguró que la Organización Mundial de la Salud (OMS) buscaba modificar su reglamento para quitarles soberanía a los Estados en el manejo de las cuestiones sanitarias, afirmación que es falsa. En otras ocasiones, en el canal de televisión donde trabaja cuestionó la seguridad de las vacunas con datos falsos y sostuvo que el 99,98% de las personas podían “pasar el coronavirus sin vacunarse”, algo que también es una desinformación.
De los creadores analizados, quien más utiliza el Short es Iñaki Gutiérrez -un joven que se presenta en las redes como libertario y es seguidor de Milei-, quien suele publicar videos cortos con opiniones sobre la actualidad política y replicar contenidos publicados por otros, en ocasiones con contenidos desinformantes (como, por ejemplo, en este caso en que sostuvo que la ANSES les paga a las personas del colectivo LGBTIQ+ por su orientación sexual, lo cual es falso).
Finalmente, el formato de los clips (recortes compilados de videos más largos) es explotado en mayor medida por Agustín Laje -un politólogo y escritor argentino, activo militante contra el aborto legal-, quien compila algunos fragmentos de sus intervenciones públicas en eventos o entrevistas periodísticas, con títulos como “Agustín Laje destroza a la izquierda en la TV mexicana” o “Agustín Laje fulmina al gobierno argentino en la TV colombiana”.
Se trata de videos que duran entre 5 y 10 minutos en los que se editan los momentos más importantes de sus intervenciones. Esta misma estrategia es utilizada por “El Presto”, quien usualmente toma los fragmentos de mayor visualización en sus transmisiones en vivo, logrando así mejorar las métricas.
En su canal, Laje pregona una militancia antiaborto y cuestiona al movimiento feminista, al tiempo que refiere en varias de sus presentaciones a la “Agenda globalista”, para lo cual se apoya en varias desinformaciones, como en este video publicado en su canal en el que señala que en Canadá “se castiga severamente a quienes usen pronombres de género equivocados”, lo cual es falso.
Estrategias de monetización
En su mayoría, estos creadores de contenidos usan sus canales de YouTube para generar ingresos.
Agustín Espada, doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y director de la Maestría en Industrias Culturales de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), dijo a Chequeado: “YouTube no es la única que paga pero sí es la plataforma más atractiva y más masiva (es el segundo buscador de contenidos más importante de internet), porque se utiliza para ver y escuchar y porque además permite monetizar a aquellos que generan un buen volumen de reproducciones”.
Como se explica en esta nota, la plataforma de Google cuenta con un Programa de Socios, a través del cual abona dinero a los creadores de contenido a partir de las publicidades que aparecen en sus videos.
Para poder acceder al programa, los canales deben tener más de mil suscriptores y 4 mil horas de reproducción en el último año. Además, deben someterse a un proceso de revisión de sus contenidos por parte de la plataforma y no tener ninguna sanción por publicar contenidos que infrinjan las normas comunitarias.
De acuerdo con el sitio Social Blade -que con base en estadísticas públicas de YouTube calcula el rango de lo que se le pagaría a un creador de contenidos-, un canal argentino con casi 3 millones de seguidores y 242 millones de reproducciones puede percibir al año entre US$ 10.900 y US$ 174 mil; mientras que otro canal con 56 mil suscriptores y 3,4 millones de reproducciones puede facturar entre US$ 64 y US$ 1.000 (para ver más sobre esto, ver Cómo la desinformación se transforma en dinero)
Además, existen otro tipo de posibilidades de monetización. Los creadores analizados en esta nota apelan en su mayoría a herramientas tales como los “Super chats”.
Por ejemplo, Agustín Laje alienta explícitamente esta práctica en sus transmisiones en vivo, anunciando que sólo publicará en el vivo aquellos mensajes que provengan de “super chats”.
Por su parte, “El Presto” no utiliza las herramientas de monetización de YouTube pero solicita colaboraciones a través de otras plataformas, como Patreon (donde obtiene US$ 113 mensuales) y donaciones en pesos a través de Mercado Pago.
Patreon es una plataforma que funciona bajo el concepto de “mecenazgo”: los creadores establecen allí una suscripción mensual que puede ir desde los US$ 2 a los US$ 50 y, según el costo, ofrecen diferentes servicios. Por ejemplo, Laje solicita donaciones para financiar su doctorado en España, y a cambio de US$ 50 por mes ofrece el acceso a conferencias y la entrega de libros firmados, entre otras cosas.
Del mismo modo, Danann -músico y creador de contenidos digitales que se presenta a sí mismo como “artista y activista”- también obtiene colaboraciones a través de Patreon -donde logra aportes por US$ 70 mensuales-, al tiempo que en cada uno de sus videos promociona una escuela de inversores.
Recientemente, Danann publicó un video en su canal de YouTube en el que afirmaba que un golpeador de mujeres cambió de género en España y, por ello, evitó una condena por violencia de género, lo cual es falso. También publicó esta desinformación en su perfil de Instagram.
A diferencia de ellos, Ressia apela a canales más tradicionales para obtener financiamiento: en sus transmisiones promociona su cuenta bancaria, al tiempo que apela a la publicidad tradicional, que es emitida en los “cortes” de su transmisión en vivo.
A esto último también apela César Moreno, otro de los creadores analizados, quien en medio de sus transmisiones promociona comercios y empresas. Ambos también utilizan los “Super Gracias”, otra de las herramientas de monetización disponibles en YouTube.
El canal de YouTube de Moreno es más reciente y no tiene la viralidad de otros actores, como Laje o Danann, pero en poco tiempo produjo algunas desinformaciones, como esta en la que replicó una frase falsa de Milei, quien dijo: “Aquellos Estados que tienen libre portación de armas tienen muchos menos delitos”, entre otras desinformaciones que ha circulado.
Mayores cuidados
Consultado por Chequeado sobre las políticas de moderación de contenidos, Antoine Torres, Head de Creadores, Gaming & Shopping de YouTube Hispanoamérica, señaló que “en YouTube la monetización es un privilegio. Los creadores que monetizan deben cumplir con el contenido apto para anunciantes y, de lo contrario, se deshabilitará la posibilidad de monetizar los videos que infrinjan estas políticas y se aplicarán las sanciones correspondientes en caso”.
El representante de YouTube indicó que en la Argentina, “entre julio y septiembre de 2022 se removieron 47.541 videos, siendo número 17 en la lista de países en los que más videos se quitaron (con un total global de 5,6 millones) y, en lo que va del año, se eliminaron más de 130.000 videos”.
Los creadores analizados en esta investigación no concentran toda su actividad en YouTube, aunque esta plataforma tiene un lugar central en sus estrategias debido a las posibilidades de monetización y la amplia cantidad de seguidores.
Sin embargo, varios de los creadores analizados buscan llevar a su audiencia a otras plataformas, dado que -según ellos mismos sostienen- en YouTube se les “restringe la visibilidad” o los “censura”.
En varias de sus transmisiones en vivo, “El Presto” sostiene que la plataforma de Google le quita visibilidad a sus producciones, por lo que les pide a sus seguidores que reaccionen a sus videos y los compartan, mientras que los invita a seguirlo en otras plataformas.
Por su parte, Ressia realiza sus transmisiones en vivo en varias plataformas diferentes, y alerta a sus seguidores que si la transmisión de YouTube se interrumpe pueden seguirla en otras.
Incluso en varias transmisiones la periodista interrumpe el vivo en YouTube y avisa que, a partir de ese momento, seguirá emitiendo en otras redes. Así ocurrió el 21 de septiembre último, cuando advirtió que dejaría YouTube porque “nos vamos a meter con información que es un poco sensible para este lugar”. Inmediatamente, al continuar el programa en la plataforma Twitch, perteneciente a Amazon, le preguntó a su invitado: “¿Estás listo para hablar sin censura?”.
Además de armarse canales alternativos de monetización, esto les podría permitir a los creadores limitar la difusión de la desinformación para no arriesgarse al cierre de su canal y la pérdida de esa comunidad.
Un estudio publicado por la Universidad de Cornell (Estados Unidos) examinó 71 millones de videos de 136 mil canales de YouTube y concluyó que el 61% de los creadores utilizaban fuentes alternativas de monetización, externas a la plataforma, y que esta proporción es aún más alta entre los creadores que generaban contenido problemático, a los que definen como los que pueden ser objetados por la red social.
De este modo, puede verse cómo algunos creadores de contenido que desinforman consistentemente en YouTube se sirven de la masividad de esta plataforma para obtener nuevos seguidores y monetizar sus contenidos, al tiempo que buscan promocionar sus perfiles en otras redes sociales, algunas masivas como Facebook, Instagram, Twitter y otras alternativas donde suelen presentar contenidos desinformantes sin demasiadas restricciones como Twitch, Telegram y la plataforma de videos Odysee.
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Política Falaz es una investigación del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) con Animal Político (México), Aos Fatos (Brasil), Bolivia Verifica (Bolivia), Chequeado (Argentina), ColombiaCheck (Colombia), Efecto Cocuyo (Venezuela), y Ocote (Guatemala).
El Veinte y la Fundación Karisma contribuyeron a estos reportajes con revisión o información especializada.