Más de 1.300 familias organizadas en 48 cooperativas producen 40 mil quintales de cacao orgánico de calidad
Agrupados en la Central Regional de Cooperativas El Ceibo, las y los agricultores forman un tejido humano que reúne a indígenas de diversas naciones originarias, tanto del lugar como migrantes. Gracias a su modelo, no solo venden el fruto en Bolivia, sino al exterior.
Un proyecto cooperativo que tiene 48 organizaciones de base en cuatro provincias de los departamentos de La Paz y Beni produce 40 mil quintales anuales de cacao orgánico que se vende en Bolivia y en nueve países del mundo.
En total, 1.326 familias son parte de este modelo de producción que se fue construyendo y consolidando a lo largo de casi cinco décadas, convirtiendo a indígenas originarios, migrantes y empresas en aliados para la obtención de un producto de alta calidad.
Esta característica es, precisamente, el sello y principal carta de presentación para comercializar este fruto y sus derivados en el mercado nacional e internacional. Sin embargo, el protagonismo de las y lo miembros de cada una de las 48 cooperativas es otra particularidad altamente valorada.
Teponte, San Borja, Alto Beni y Palos Blancos son los municipios donde se siembra y se produce el cacao, la principal materia prima que luego se industrializa en forma de chocolates en El Alto, La Paz y otros departamentos, como Chuquisaca.
Las 48 asociaciones de agricultores están lideradas por la Central Regional de Cooperativas El Ceibo, con asiento en Sapecho, a 231 kilómetros de la ciudad de La Paz, donde funciona el brazo operativo y administrativo que les brinda capacitación, asesoramiento técnico, seguimiento al cultivo, plantación, cosecha y acopio de los productos.
“Esta es una organización donde nos ayudamos, existe igualdad, democracia. Cuando necesitamos capacitación, la cooperativa siempre está presenta, hace mucho, es más como una hermandad”, relata acerca de su experiencia como productora Noemí Cuñaca Peralta en un video institucional.
La iniciativa nació en 1977 con 12 cooperativas de la zona, siendo ahora cuatro veces más robusta y con la capacidad de obtener 40 mil quintales de cacao al año en 4.700 hectáreas certificadas.
“Para mí, como joven, El Ceibo es un orgullo, nuestros papás han construido algo muy maravilloso que quizá no imaginaban que llegaría a ser lo que es; ahora, nosotros los hijos podemos ver cómo ha crecido y cómo va venciendo retos”, afirma Elvis Pinto Ortiz, productor de la cooperativa.
David Cahuana, gerente General de la Central de Cooperativas El Ceibo, explicó a Bolivia Verifica que el trabajo que vienen desarrollando en la región ha permitido profesionalizar a los hijos de los primeros agricultores, como fue el caso de Pinto y el suyo también.
“Somos una organización de pequeños productores, que bajo la filosofía del cooperativismo, nos hemos organizado en cooperativas de base. Esas cooperativas base han constituido esta cooperativa central, que ya tiene 47 años”, relató.
Con el objetivo principal de comercializar el cacao, la cooperativa buscó mejores condiciones de trabajo para los agricultores. Cahuana citó como ejemplo que en la década del 70 no había ni caminos, menos carreteras en “esta zona” para extraer la producción.
Cahuana reconoció que muchas familias, por no decir la mayoría, provienen de las zonas andinas de La Paz y Oruro. Y están también las naciones originarias, como los mosetenes. Sin embargo, hay comunidades interculturales que hablan aimara y quechua.
Este tejido social, capacitado y conocedor de las mejores prácticas de cultivo es el que produce un grano apetecido en el mercado. “Todas las parcelas de nuestros socios tienen una certificación que esta reconocida por un trabajo de alta calidad, sin químicos, sin insecticidas o herbicidas porque nosotros hacemos producción orgánica”, afirmó Cahuana.
Producción orgánica y ecológica
Javier Marino, responsable de la Unidad de Producción de Semillas y Plantines de Cacao de la Cooperativa Ceibo, dijo que la producción del cacao se realiza en sincronía y armonía con otras seis especies que se cultivan en la región para lograr un equilibrio ecológico.
“En este ecosistema no existe la implementación de herbicidas, pesticidas o químicos que ayuden a producir más cacao. Aquí buscamos el equilibrio y la compensación natural para lograr que las tierras sean productivas de forma natural y retroalimenten al ecosistema”, indicó en entrevista con este medio.
- Compra de plantines y siembra
Cada afiliado puede comprar plantines a la cooperativa Ceibo. Estos plantines reciben un tratamiento especial con nutrientes naturales especiales además de injertos, todo orgánico.
Cada plantín tiene un precio promedio de cinco (5) bolivianos y se venden a los productores interesados. Según las técnicas que mejores resultados les ha dado, se deben sembrar con un espacio de entre cuatro y cinco metros, dependiendo del terreno.
Cada planta recibe mucho tiempo de cuidados y seguimiento especializado pues empezará a producir cacao desde el tercer y cuarto año de siembra.
- Limpieza y mantenimientos
El trabajo de limpieza debe ser llevado a cabo con el asesoramiento de la cooperativa Ceibo ya que no se puede aplicar ni herbicidas ni nutrientes artificiales.
Las plantas de cacao deben combinarse con otras plantas frutales como cítricos y paltas para enriquecer el ecosistema, principalmente las tierras.
- Cosecha, fermentación y comercialización
Los agricultores cosechan el producto observando la madurez del fruto. Posteriormente se extrae la semilla y se somete a un proceso de fermentado.
La fermentación de la semilla del cacao en cajas de madera y a temperaturas elevadas es tan importante que ese proceso determina la calidad del chocolate. Este periodo puede durar unos 5 a 7 días.
Después la semilla del cacao es sometida al proceso de secado, periodo que también puede durar unos tres días. Posteriormente se colocan en bolsas de 100 kilos (quintal) y se lleva al centro de acopio de la Cooperativa Ceibo, ubicada en Palos Blancos.
La cooperativa paga un precio invariable de 1.200 bolivianos por quintal de cacao.
Existen productores que tienen 20 y 40 hectáreas de cacao. Lo que les permite producir unos 250 a 300 quintales anuales de cacao orgánico.
Una parte del cacao se lleva a El Alto para la industrialización de chocolates, otra parte se vende a empresas de chocolate en Bolivia y el resto de se exporta a empresas de nueve países del mundo.
- Problemática social
La falta de empleo y la migración en la zona ha llevado a la población a niveles altos de pobreza, por lo que una sociedad de este tipo es la única forma de subsistencia que tienen los lugareños.
La zona, que comprende a cuatro municipios, es un escenario topográfico óptimo para la plantación de cacao. El problema sigue siendo la falta de conectividad carretera. Pese a que existe una carretera hasta La Paz, el camino no es bueno y se deben mejorar las rutas internas entre las poblaciones productoras.
En las 48 cooperativas se tejen relaciones entre diversos pueblos indígenas: quechuas, aymaras, afrodescendientes y mosetenes que se han volcado a la producción del cacao.
El nombre de El Ceibo fue propuesto por uno de los productores, quien se inspiró en una especie arbórea de la zona. El Ceibo es un árbol ornamental que florece entre el cacao, tiene flores rojas y cuando es podado, vuelve a crecer; los lugareños lo llaman “el árbol inmortal, por lo que decidieron adoptar esta nominación.
¿Qué son los productos orgánicos?
Se conocen como orgánicos a los productos vegetales, animales o sus derivados que se producen naturalmente y sin utilizar plaguicidas ni fertilizantes artificiales. La producción orgánica está basada en los principios de ecología, salud, equidad y precaución.
¿Qué es el cacao?
El cacao es una fruta de origen tropical con la que se produce el chocolate y otros derivados. Proviene del árbol del cacao o cacaotero. A pesar de que es un árbol, en cultivo, se forman como un arbusto que alcanza una altura de dos o tres metros.
Este reportaje fue elaborado en el marco del proyecto de apoyo a la investigación periodística, enmarcado en Periodismo de Soluciones (PdS), desarrollado por la Fundación para el Periodismo y Bolivia Verifica con el apoyo de la National Endowment for Democracy (NED).